RAMTHA El Libro Blanco [Extracto]

Ramtha es una inteligencia extraordinaria de profunda sabiduría y amor. Es canalizado a través de una mujer llamada JZ Knight, que le permite usar su cuerpo para transmitir su mensaje a la humanidad. A través del cuerpo de JZ Knight, Ramtha ha dado cientos de audiencias por todo el mundo desde 1978. RAMTHA es una colección de transcripciones extraídas de las grabaciones de estas audiencias.

«No hay otra redención para la Humanidad que el reconocimiento de su divinidad.» Ramtha

INTRODUCCIÓN

Yo soy Ramtha, una entidad soberana que vivió hace mucho tiempo en este plano llamado Tierra o Terra. En aquella vida yo no morí, sino que ascendí, porque aprendí a controlar el poder de mi mente y a llevarme mi cuerpo a una dimensión invisible de vida. Al hacer esto, me di cuenta de la existencia de una libertad, una felicidad y una vida ilimitadas. Otros que vivieron aquí después de mí, también ascendieron.

Estoy aquí para recordaros una herencia que la mayoría de vosotros olvidó hace mucho, mucho tiempo. He venido a daros una perspectiva más noble desde la cual podáis razonar y entender que vosotros sois, en verdad, entidades divinas e inmortales que siempre han sido amadas y apoyadas por la esencia llamada Dios. Estoy aquí para ayudaros a ver que sólo vosotros, con vuestra sublime inteligencia, habéis creado cada realidad en vuestra vida, y que con ese mismo poder tenéis la opción de crear y experimentar cualquier realidad que deseéis.

Para evitar que me adoréis, no he venido hasta vosotros en mi propio cuerpo, sino que he elegido hablar a través de una entidad que fue mi hija amada cuando viví sobre este plano. Mi hija, que generosamente me permite usar su cuerpo, es lo que se llama un «canal puro» de la esencia que yo soy. Cuando os hablo a vosotros, ella no está en su cuerpo; su alma y su espíritu lo han abandonado completamente.

YO SOY RAMTHA

El primer acontecimiento no tuvo lugar hasta seis años después de que me atravesaran con la espada. Cada atardecer iba a sentarme en mi altiplano solitario, miraba fijamente a la luna y su fina palidez, y contemplaba el viento. Y llegó un momento en que, para mi sorpresa, me encontré suspendido en los cielos y cuando me volví y miré hacia abajo, no sabía quién era.

En un instante me di cuenta de que estaba muy lejos de la simple partícula de mi cuerpo, allí abajo en el altiplano. Cuando miré hacia abajo y me vi por encima de mi cuerpo, sentí miedo por primera vez desde que me atravesaron con la espada. Fue ese miedo lo que me devolvió a mi cuerpo.

Abrí mis ojos y sentí un sudor frío y caliente al comprender que había estado en otro lugar, fuera de la prisión de mi cuerpo. Estaba en el paraíso porque estaba seguro de que me había convertido en el viento

y llegue a la conclusión de que lo que me permitió convertirme en eso fue mi completa determinación de transformarme en mi ideal manteniendo siempre clara en mi pensamiento la visión de lo que queeria ser.

Poco a poco, a lo largo de muchos años, y a medida que el pensamiento de transformarme en mi ideal se convertía en la fuerza vital de las células de mi cuerpo, mi alma, gradualmente, cambió la programación de cada estructura celular, aumentando la frecuencia vibratoria en todas ellas. ¡Tan fuerte era mi deseo! Cuanto más en paz estaba con la vida, más experimentaba esa emoción en toda mi estructura física, hasta que me fui volviendo cada vez más y más ligero. La gente me miraba y decía: «Mirad, hay una luz alrededor el maestro». Y la había, ya que mi cuerpo estaba vibrando a una velocidad más rápida, pasando de la velocidad de la materia a la velocidad de la luz; eso es lo que hacía que una luz emanara de mi ser.

Con el tiempo, mi cuerpo se fue volviendo más ligero y tenue a la luz de la luna. Entonces, una noche, llegué hasta donde estaba la luna. Ya no viajaba solo con el pensamiento, había aumentado las vibraciones de mi cuerpo hasta vibrar como la luz, y me había llevado la totalidad de mi cuerpo conmigo. Estaba lleno de júbilo y alegría, porque aquello que había logrado nunca se había oído antes. Volví sólo para ver si lo podía hacer otra vez. Y lo hice una y otra y otra vez, sesenta y tres veces antes de mi ascensión final. Se convirtió en una expectativa, como el respirar lo es para ti.

(…) Los saludé y me despedí de todos ellos, y los alenté para que aprendieran como yo había aprendido, y llegaran a ser lo que yo había llegado a ser, cada cual a su manera.

Después de ascender fue cuando supe todo lo que quería saber, porque salí de la densidad de la carne y entré en  la fluidez  del pensamiento;  y  al hacer  esto  ya nada me inhibía. Supe entonces que el hombre era verdaderamente en su esencia Dios.

Si el hombre se dice repetidamente a sí mismo que es un ser miserable, sin alma, impotente, lo creerá y en ello se convertirá. Si se llama a sí mismo señor del viento, será el señor del viento, como yo lo fui. Y si se llama a sí mismo Dios, se convertirá en Dios.

«Para aquellos de vosotros que adoráis, esa es vuestra elección: estar perdidos durante vidas en la identidad de otro.» Ramtha

DIOS ES

¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que mantiene a todas las cosas unidas en sus formas y modelos únicos? Es el pensamiento, que es el pegamento cósmico llamado amor. Eso es lo que mantiene unida a toda la materia. Eso es amor en la mayor escala de todas, porque eso es lo que el Padre es. Cada cosa, incluso tu cuerpo, se mantiene unida por el pensamiento, porque cada cosa ha sido ideada a través del pensamiento, el cual es Dios; y es el amor del Padre hacia sí mismo lo que mantiene cada cosa en su sitio.

El término «Dios» no tiene sexo. Significa «inteligencia suprema». Todos los que no entienden lo que significa el término «Ser» necesitan conocer la palabra «Padre». Todos los que no entienden «inteligencia suprema» necesitan conocer la palabra «Dios».

El infierno

No lo hay. ¿Sabes lo que es el infierno? Es un término que se usaba en el reino de Judea para describir una tumba abierta y poco profunda donde se ponía a las entidades que no podían pagar los dracmas o siclos que necesitaban para ser enterradas. Y era una maldición estar en una tumba abierta, porque por la noche las hienas y los perros salvajes desenterraban los cuerpos y los devoraban. Y si el cuerpo era devorado, las entidades creían que nunca podrían seguir hacia su utopía. Eso es todo lo que el término  significaba, hasta que en traducciones posteriores, los predicadores, los curas y la religión determinaron que era un lugar de tormento.

Yo fui a las profundidades de tu mundo, hasta su centro, para encontrar un lago ardiente de fuego, y no estaba ahí. Fui a los confínes más lejanos de tu universo en busca de un lugar de tormento y tampoco lo hallé. Y busqué en los mismos lugares a un diablo y no lo pude encontrar en ninguna parte. Y cuando volví, lo encontré en los corazones de aquellos que creían en él y en el infierno. Pero tal lugar no existe.

Te voy a decir una gran verdad: el hombre ha creado imágenes de Dios para poder controlar a sus hermanos. Las religiones fueron creadas para controlar a los pueblos y a las naciones cuando fallaban los ejércitos, y el miedo era la herramienta que los mantenía a raya. Si le robas la divinidad a cualquier hombre, si le arrebatas a Dios, entonces puedes gobernarlo y controlarlo fácilmente.

Dios no ha creado un infierno o un demonio, éstas son espantosas creaciones del hombre para atormentar a sus hermanos. Fueron creados por el dogma religioso con el propósito de intimidar a las masas y crear una sociedad controlable. He aquí una gran verdad.

(…) Te voy a decir algo sobre un plano, que si alguna vez lo llegas a ver, te entristecerá enormemente en tu ser. Es un plano habitado por muchas entidades que se están expresando en el primer y segundo nivel de conciencia. Es como una planicie, un lugar que es llano. ¿Y qué encontrarás ahí? No verás ríos y montañas, ni hierba, ni flores, ni cielo en sus formas de luz. Vas a encontrar billones de entidades en sus cuerpos de luz, en filas infinitas. Yacen  allí dormidos, viviendo la ilusión de que están muertos, porque ellos creyeron firmemente que la vida no existe más allá de la tumba. Y aunque su pensamiento aún vive, compulsivo, volátil y magnético, ellos piensan que está muerto en su energía, aunque en realidad aún esté vivo.

Recuerda

Cualquier cosa en la que creamos firmemente, nos convenceremos a nosotros mismos de que es verdad; y cualquier cosa que reconozcamos como verdad, se transformará a sí misma en una realidad. Así de poderosos son nuestra creatividad y nuestros deseos.

A muchas de las entidades que habitan ese lugar, se les enseñó que al morir permanecerían muertas hasta  que un Mesías volviera por ellas. Y debido al miedo, y al sentimiento de ser alejados del amor divino, aceptaron esa enseñanza como verdad. Y así, en los últimos momentos antes de su muerte, creyeron que irían a un lugar a esperar su resurrección. Así que en este nivel, hay filas y filas de entidades esperando ser resucitadas por alguien que creen que es más grande que ellas. Aunque hemos intentado despertarlas —y hay algunos que han despertado y se han levantado— a la mayoría también se les enseñó que un diablo de algún tipo aparecería e intentaría tentarlos para que se levantaran. Por lo tanto, ellos también aceptaron esto como verdad. Y sin importar quién trate de despertarlos, ellos rehusan despertar. Y pueden pasar miles de años hasta que se den cuenta de que están vivos y despierten de su sueño. Una enseñanza muy desafortunada.

Ese es el único lugar doloroso que existe, el plano donde las entidades han convertido tales creencias en un saber absoluto. Y hasta donde alcance la mirada, verás hermanos que yacen en un profundo sueño. Todos los demás planos son vida magnífica.

HE AQUÍ A DIOS

Todos vosotros sois Dios mismo, creados de él mismo. Sois dioses creados por Dios, la primera y única creación directa de la Fuente de toda la vida. Al aventuraros en la exploración de la vida, habéis combinado vuestra suprema inteligencia con materia celular para convertiros en Dios-hombre: la mente de Dios expresándose en la forma llamada humanidad; dioses viviendo en la maravilla de su propia creación llamada hombre. La humanidad, el hombre, la mujer: es Dios, en verdad, maravillosamente disfrazado de entidades limitadas y miserables.

El cuerpo que habitas es una magnífica creación de los dioses: tú y tus amados hermanos. Fue creado para que tú, una esencia invisible de pensamiento y emoción, pudieras tener un intercambio con la vida que creaste sobre este plano. La criatura llamada hombre fue creada simplemente como un vehículo de expresión, de forma que, a través de los sentidos del cuerpo, todas las creaciones de este plano pudieran ser experimentadas y entendidas por los dioses que las crearon en el principio. El cuerpo fue creado para albergar un sistema eléctrico muy complejo de variables de luz que forman y constituyen la verdadera entidad del Yo.

Lo que realmente eres es espíritu y alma, una entidad de luz y una entidad emocional combinadas. Tu  espíritu  rodea todas las estructuras moleculares de tu cuerpo; por lo tanto, alberga y sostiene la masa corpórea de tu cuerpo. Tu alma vive dentro de la masa, cerca del corazón, en una cavidad bajo una coraza de hueso en donde nada existe salvo energía eléctrica. Tu alma registra y almacena, en forma de emoción, cada pensamiento que hayas tenido. Es a causa de la colectividad única de emociones almacenadas en tu alma que tienes una identidad-ego, una personalidad-yo única. El cuerpo que habitas es simplemente un portador, un vehículo escogido y refinado que te permite vivir y jugar sobre un plano de materia. Sin embargo, gracias a tu vehículo, te has sumido en la ilusión o que tu cuerpo es lo que tú eres. Pero no es así. Así como Dios no tiene imagen, tú tampoco.

Tú, el principio-Dios, no eres una entidad de carne, sino un principio de luz redondeada e incandescente de energía pura, que vive dentro de un cuerpo con el fin de obtener el premio de la vida creativa, llamado emoción.  Lo que realmente eres no es lo que habitas, sino lo que sientes. Se te conoce por tus emociones, no por tu  cuerpo.

GRAN Dios CREADOR QUE ERES, ¿quién piensas que ha creado tu vida? Crees acaso que un ser supremo o fuerzas externas han controlado tu vida? Esa no es la verdad como se la conoce. Eres el único responsable de todo lo que has hecho, sido o experimentado. Tú, que tienes el poder de crear la magnificencia de las estrellas, has creado cada momento y cada circunstancia de tu vida. Quien tú eres, tú lo elegiste. Tu aspecto, tú lo creaste. El modo en que vives, tú lo diseñaste y destinaste totalmente. Este es el ejercicio y el privilegio, si quieres, de ser Dios-hombre.

Tú creaste tu vida a través de tus propios procesos de pensamiento y tu manera de pensar. Cada cosa que piensas, la sientes; y todo lo que sientes se manifiesta para crear las condiciones de tu vida.

¿Cómo se crea tu futuro? A través del pensamiento. Todos tus mañanas están diseñados por tus  pensamientos del día de hoy. Porque cada pensamiento que contemplas, cada fantasía que tienes —sin importar cuál sea su Propósito emocional— crea un sentimiento dentro de tu cuerpo que queda registrado en tu alma. Ese sentimiento entonces sienta un precedente para las condiciones de tu vida, ya que producirá circunstancias que crearán y reflejarán el mismo sentimiento que fue grabado en tu alma. Entiende que cada palabra que pronuncias está creando tus días por venir, porque las palabras son sólo sonidos que expresan los sentimientos de tu alma que han nacido del pensamiento.

¿Crees que las cosas ocurren simplemente por casualidad? Esa no es la verdad como se la conoce. En este reino no existen tales cosas como los accidentes, las casualidades o una coincidencia. Todo cuanto acontece, sucede como un acto intencionado y decretado por el pensamiento y la emoción. Todo. Porque, ¿cómo piensas que se crean todas las cosas? Se crean a través del pensamiento. El pensamiento es el auténtico fundador de la vida inmortal e indestructible, y tú lo has usado para convertirte en la vida, porque ese es tu eslabón con la mente de Dios.

Cada uno de tus pensamientos crea el destino que yace ante ti Y cada uno de tus sentimientos crea tu camino al que llamas vida. Cada cosa que pienses y luego sientas, así será en tu vida.

Mientras menos pienses de ti mismo, menos serás. Cuanto menos crédito te des por tu inteligencia, más  imbécil serás. Mientras menos hermoso te creas, más feo te volverás. Mientras más pobre creas ser, mayor será tu miseria, porque así lo has decretado tú. No eres un esclavo, un sirviente, o el títere de alguna deidad que te observa en tu lucha. Durante siglos, muchas entidades han intentado enseñarte esta verdad a través de adivinanzas, de canciones, de escrituras, pero la mayoría de vosotros no ha querido darse cuenta, porque muy pocos han aceptado la responsabilidad de llevar sus vidas sobre sus propias espaldas.

En diez millones y medio de años has pasado de ser una entidad soberana y todopoderosa, a estar totalmente perdido en la materia, esclavizado por tus propias creaciones del dogma, la ley, la moda y la tradición; separado por país, fe, raza y sexo; inmerso en los celos, la amargura, la culpabilidad y el miedo. Te has identificado de tal manera con tu cuerpo, que te has atrapado en la supervivencia y olvidado de la esencia invisible que realmente eres: el Dios que vive dentro de ti, que te permite crear tus sueños, cualquiera que elijas. Has rechazado abiertamente la inmortalidad; y por eso, morirás, y volverás aquí, una y otra y otra vez. Por eso, aquí estás de nuevo, después de haber vivido durante diez millones y medio de años y aún te aferras a tu incredulidad. Dios, la totalidad del pensamiento, es un gran teatro, en verdad. Y él permite escribir tu propia obra y representarla acto tras acto sobre el escenario. Y cuando cae el telón, cuando se dice la última palabra y se hace la última reverencia, mueres. ¿Por qué razón? Porque tú, el creador supremo las leyes, crees que lo harás.

Esta vida es un juego; una ilusión. Todo lo es. Pero vosotros, los actores, habéis llegado a creer que es la  única realidad. Sin embargo, la única realidad que siempre ha existido y siempre existirá es la vida, una esencia de ser libre y siempre continua que te permite crear tus juegos de cualquier manera que los quieras jugar.

¿Qué pasa cuando te has rebajado tanto que pereces en este plano? Bueno, el cuerpo muere, pero tú, que piensas en el silencio que yace detrás de tus ojos, siempre vives. Cuando dejes este plano, si eliges morir, tu auténtico Yo no será enterrado debajo de la tierra, ni será pasto de los gusanos y después ceniza. Tú sigues como el viento. Vas al mismo lugar de donde viniste, y ahí decides lo que deseas hacer en tu próxima aventura, pues es eso es exactamente lo que es.

Y volverás aquí, tantas veces como lo desees, hasta que recobres tu identidad como Dios. Entonces comenzarás una aventura mayor en verdad, en otro cielo, en otro lugar.

Esta vida que estás viviendo es un sueño, un gran sueño, una apariencia, si quieres. Es pensamiento jugando con materia, creando realidades profundas que atan tus emociones a este plano hasta que tú, el soñador, despierte.

Esta vida que estás viviendo es un sueño, un gran sueño, una apariencia, si quieres. Es pensamiento jugando con materia, creando realidades profundas que atan tus emociones a este plano hasta que tú, el soñador, despierte.

¿Quieres ver cómo es Dios? Ve y mira en un espejo: lo estás mirando directamente a la cara.

VIDA DESPUÉS DE LA VIDA

«La muerte es una gran ilusión, porque lo que ha sido creado nunca puede ser destruido. La muerte es sólo del cuerpo. La esencia que habita y opera el cuerpo pronto volverá y se integrará en otro cuerpo, si así lo desea, pues la fuerza vital que vive entre las paredes de la carne es siempre continua. Recuerda eso.» Ramtha

La muerte del cuerpo es como entrar en un sueño. Una vez que el espíritu llama al alma, ésta viaja a través de los centros de energía del cuerpo, llamados sellos o chakras. El alma, que es memoria, abandona la masa celular del cuerpo a través del último de los sellos, el séptimo, llamado glándula pituitaria, que se sitúa en el centro de la cabeza. Este pasaje se experimenta a menudo como el viaje a través de un túnel, acompañado por el sonido del viento. La luz que se ve al final del túnel es la luz de tu ser, el espíritu de tu ser. Cuando el alma deja el cuerpo, éste expira, y la entidad se convierte en un alma-yo libre. Esto sucede en un momento, y no causa ningún dolor. De ahí, vas a uno de los siete cielos. El cielo al que irás, lo determinan las actitudes que expresaste emocionalmente sobre este plano.

Ahora, lo que vosotros llamáis «cielo» es simplemente la vida y sus diferentes niveles o planos. Yeshua Ben Joseph habló de siete cielos. Bueno, existen en verdad siete cielos, son lugares reales o planos de existencia, y este plano es uno de ellos. En ninguno de los planos existe un lugar tal como el infierno para atormentar o castigar al hombre. Esto ya lo hace él mismo lo suficientemente bien. Cuando dejas el cuerpo, siempre vas a aquel cielo o nivel vibratorio que se corresponde con la conciencia de entendimiento o las actitudes emocionales colectivas que expresaste sobre este plano.

Hay siete comprensiones o niveles de entendimiento de conciencia. Los siete entendimientos son los de reproducción y supervivencia, miedo y dolor, poder, amor sentido, amor expresado, Dios visto en toda la vida, y Yo Soy Dios.

Para que entiendas: cada pensamiento que contemplas y aceptas como entendimiento, tiene una frecuencia vibratoria, que se experimenta como un sentimiento. Así, si estás dominando el entendimiento del dolor, estás contemplando los pensamientos más limitados asociados con el dolor, los cuales producen las frecuencias vibratorias más bajas, que se experimentan emocionalmente como dolor. Si estás contemplando y dominando el entendimiento del amor y su expresión, experimentarás el júbilo de las frecuencias vibratorias más elevadas de los pensamientos de amor compartido y expresado. Dondequiera que tu conciencia predomine en su enfoque, ese será el cielo al que irás, porque el campo magnético de tu aura, el espíritu de tu ser, te llevará a la vibración de ese plano.

Este plano, este cielo, se llama el plano de la demostración, porque aquí es donde las entidades pueden atestiguar materialmente su poder creativo y cualquier actitud que estén expresando con la emoción. Este es el único de los siete planos que tiene oscuridad, y el único en donde no puedes oír la música de la luz. Es un plano en donde las entidades nacen con un gran saber interior sólo para someterse a la programación de la conciencia social, que las conduce a la ignorancia. Esto es lo que ocurre aquí, y por eso a menudo resulta muy arduo avanzar sobre este plano.

Estudiante: Ramtha, ¿es posible ver o comunicarse con aquellos que han muerto?

Ramtha: ¿Deseas ver a tu madre?

Estudiante: Sí, lo deseo muchísimo.

Ramtha: Que así sea. Veamos si ella acepta esto; y si es así, concertaremos un tiempo para que la veas. Pero esto sucederá cuando menos lo esperes, así sabrás que no fue simplemente la imaginación. Ahora, para que tú lo sepas: la razón por la que verás a tu madre en forma de luz no es porque ella sea más que tú. La luz es la velocidad radiante en la cual vibra su esencia; es la velocidad lo que produce esa luz. Sin embargo, tú posees lo mismo. Cuando ves la luz de la entidad es simplemente porque ella, que está en una vibración más alta, actúa en un plano más bajo.

(…) Algo que es bueno saber: nunca creas en nada. Nunca. Eso es convencerte a ti mismo de algo que aún tienes que conocer y entender a través de la experiencia. Y la creencia es muy peligrosa, porque al creer, estás poniendo tu vida, tus actitudes y tu confianza en algo que no se ha fundado a sí mismo como una verdad dentro de tu ser, lo cual te vuelve muy vulnerable. Y en ese estado de vulnerabilidad, puedes ser manipulado, condenado, dañado, y puedes perder tu vida, todo por una creencia.

Conoce todo lo que desees conocer. Y puedes hacer eso simplemente con pedir el entendimiento y escuchar los sentimientos dentro de tu ser.

Confía siempre en la sabiduría de tus sentimientos, nunca vayas en contra de ellos tratando de imponerte una creencia con la que no te sientas bien adentro

Planos

Estudiante: Tú dices que hay siete planos. ¿Podrías describir cómo son los otros planos, especialmente el séptimo?

Ramtha: Este plano sobre el que estás es el primero, el plano de la percepción tridimensional. Este es el plano en donde las entidades adquieren el entendimiento de Dios en la forma llamada materia. Y requiere gran maestría el vivir aquí, pues debes entrar en este plano a través del nacimiento y sobrevivir las limitaciones y los instintos de la carne.

Sobre este plano existen todos los niveles del entendimiento de la conciencia, porque este es el plano de lo que se llama «Dios expresivo» o el plano de la demostración. Es el plano donde tú puedes demostrar y ser testigo de la conciencia en su forma material, para así poder ampliar tu entendimiento emocional. Y deseo que sepas que este lugar vuestro llamado Tierra es sólo uno de los innumerables lugares en donde una entidad puede experimentar y expresarse a través de un cuerpo sobre el plano de la demostración

El segundo plano es el de aquellos que para su entendimiento, están experimentando dolor, remordimiento y culpabilidad. El tercero es el llamado plano del poder. Este es el plano donde uno busca controlar y esclavizar a  los demás no a través de la copulación y medios físicos, porque no los poseen, sino a través de lo que se llama pensamientos de la mente, tratando de imponer a los demás su propio punto de vista. El cuarto es el plano del amor. Todos en este plano aman profundamente pero, desafortunadamente, no saben expresar esa profundidad. Así, ellos viven en un nivel de existencia de luz en el cual están sintiendo un gran amor, pero sin capacidad para expresar ese amor. El quinto plano se llama el paraíso. Es el primer plano que posee el extasis de lo que se llama la «luz dorada». Imagina una luz como la de vuestro sol, pero dorada. En el quinto plano, este color envuelve todas las cosas, sin embargo, todo retiene la viveza de sus colores únicos. Ahí no existe la noche, sólo la luz dorada. Y se oye una música maravillosa porque la luz que envuelve todas las cosas vibra al tono de sus matices en un movimiento armónico maravilloso. Este movimiento armónico es el aliento de vida en este lugar, no el aire. Así, en el plano del paraíso uno respira sonido y música y vive en la luz.

¿Sabes algo? En tu plano, el primero, algunos han entendido y dominado la copulación, el dolor y el poder, y han llevado el amor hasta una realidad expresada. Y ellos lo han conseguido con bastante facilidad aquí. El dominio del sexto y séptimo nivel no se adquiere tan fácilmente en el plano de la demostración, porque dichos entendimientos están por encima de la demostración. Pero aquellos que viven en el primer plano y que aman — que expresan su amor exteriormente con palabras, obras y actos, y desean vivir su vida con amor— cuando dejan este plano, van al quinto. Y en el quinto plano del paraíso hay entidades que tienen billones de años, que han encontrado el paraíso un lugar tan maravilloso, que no se dan cuenta de que aún hay mucho más por ver.

Una vez se haya expresado en el quinto plano durante un tiempo, llegará un momento en el que uno se cuestionará la esencia de la luz que envuelve todas las cosas, y por qué se ha merecido estar ahí. Muchos no se cuestionan por qué se merecen estar en el paraíso; simplemente lo aceptan. Pero a la Iarga se preguntarán: «¿De dónde vienen la luz y la música?»  Y empezarán a contemplar la igualdad de todas las cosas. Una vez hecho esto, empezarán a ver que nada está separado, que todas las cosas existen en un flujo de unidad. Cuando empiecen a ver esto, cuando tomen todo el amor que han entendido y realizado a través de expresarlo y empiecen a contemplar la unidad de todas las cosas, de todas las entidades, entonces avanzarán hasta el sexto plano de entendimiento.

El sexto plano de cielo está por encima de las palabras, pues éstas no pueden describir cómo tú —que aún te consideras separado de una planta y del viento, y de quien se sienta a tu lado— puedes ser completamente uno con cualquier cosa y al mismo tiempo independiente de aquello con lo cual eres uno. Pero el sexto plano es la puerta al séptimo, porque cualquier cosa que uno perciba y conozca como realidad, siempre llegará a serlo, completamente. Así que cuando uno sólo ve a Dios como una unidad y vive en esa esfera de unidad, llegará a convertirse en aquello que ve y con lo cual vive. Y la superlatividad y supremacía de este llegar a ser o convertirse es el séptimo cielo. La puerta a este cielo es el sexto plano de entendimiento, que es ver en lo que tú te vas a convertir: puro Dios, pura razón, puro pensamiento, pura vida, pura luz, la sustancia y la base de la totalidad de todo lo que es.

Ahora, el séptimo: imagina una brillantez mayor que la brillantez misma, y el núcleo creciente de esa brillantez es de un tono tal que su color no tiene ya brillo, sino que está en un estado de emitir brillo. En el corazón de ese brillo hay destellos de gran maravilla. Y el mar en el que ese núcleo se mueve, se extiende y se enrolla hacia arriba, y a medida que el núcleo se enrolla, su centro emite una revisión de luz espectacular. Y a medida que la revisión de luz desaparece en los perímetros de la brillantez, su núcleo continúa evolucionando, siendo.

Aquello que brota del centro eres tú. Aquello llamado tú, que sale del corazon para añadirse a la espectacularidad del brillo, es alguien que ha contemplado el pensamiento del núcleo y se ha convertido en él, en una forma unica y perpetua.

Tú, que has contemplado el núcleo y te has convertido en él, te has convertido anora en la plataforma desde la cual toda la vida florece. Pues lo que emana de la emisión del núcleo hasta convertirse en la brillantez, es el pensamiento. Y desde este pensamiento en el que te has convertido con forma única y siempre continua, alimentarás, nutrirás y extenderás la conciencia de toda la vida.

MUERTE  O ASCENSIÓN

Cada entidad sabe antes de venir aquí que no está volviendo para ser la más bella, el más rico o el más desgraciado de los pobres. Vuelve aquí porque quiere vivir aquí y emprender el aprendizaje emocional de este nivel, para obtener entendimientos emocionales que quiere satisfacer dentro de su ser. Ese es el verdadero tesoro de las experiencias de tu vida, tanto aquí como en otros planos o dimensiones, pues eso es lo único que permanece contigo a través de la eternidad.

(…) Para que todas las cosas tengan aquí la misma densidad tienen que vibrar en la misma frecuencia. Por lo  tanto, tu cuerpo está vibrando en la misma frecuencia que la silla en que te sientas. Este nivel existe para ti porque los sentidos de tu cuerpo han sido diseñados para percibir las frecuencias de luz más lentas, llamadas materia.

Una vez que has abierto plenamente la capacidad de tu cerebro, puedes, voluntariamente, ordenar al cuerpo que aumente su frecuencia vibratoria hasta pasar del nivel de la materia al nivel de la luz. Esto se llama «ascensión».

La ascensión es simplemente la manera de llevar la totalidad de tu ser a otra dimensión de tu conciencia aceptada. La muerte es ciertamente una manera de llegar ahí, pero eso significa permitir que la estructura del cuerpo envejezca, se desmorone, y deje de ser. Entonces ya no tienes tu cuerpo. La ascensión es llevarte el cuerpo contigo.

Cuando llevas tu cuerpo contigo, puedes aumentar o disminuir su frecuencia a cualquier nivel que elijas. Así, si eliges volver a esta frecuencia, nunca más tienes que buscar otro cuerpo, con otro ego, para experimentar otra vida, con otra familia, en otro lugar. No es necesario nacer otra vez en este plano de pensamiento limitado, sólo para experimentar la programación de la conciencia social y tener que luchar por la expresión del Yo para recobrar tu saber interior. No necesitas aprender de nuevo que el cuerpo puede restablecer su forma de luz pura, aquella de la cual procede. No tienes que aprender otra vez que esto es simplemente una ilusión y un juego.

La ascensión es muy fácil de alcanzar. En verdad, es mucho más simple que morir. Lo que es difícil de conseguir es superar el juicio en contra de tus propios pensamientos. Lo que es realmente difícil de conseguir es superar la ilusión del tiempo para permitirte a ti mismo la paciencia de hacerlo. Pero una vez lo consigues, la ascensión es simplemente un pensamiento más. Entonces has conservado tu cuerpo para el resto de los tiempos, y puedes ser un viajero en cualquier plano y en cualquier momento que lo desees.

Nadie tiene que morir. Tú morirás sólo si crees que lo harás. Pero el cuerpo no necesita morir. Los dioses que lo diseñaron no lo hicieron para que durara sólo un breve instante en el tiempo. Diseñaron el cuerpo para que viviera de sus glándulas, no de sus órganos; y a través del flujo de hormonas de sus glándulas, el cuerpo fue diseñado para vivir cientos de miles de años y nunca envejecer. Así fue como se programó en sus estructuras celulares. Hasta hace poco tiempo en vuestra historia, las entidades vivían durante miles de años.

Tu cuerpo responde sólo a lo que se le dice que haga. Si tú aceptas los pensamientos de envejecimiento, esperando que el cuerpo se deteriore y muera, o te niegas a ti mismo amor, felicidad y alegría, tu cuerpo gradualmente descenderá hasta la corrupción de la muerte.

 ¿Cómo? Simplemente a través de tu actitud. Si no quieres que tu cuerpo envejezca y muera, cambia tu actitud. Deja que tu actitud diga que el cuerpo vivirá para siempre y así será. Suprime todas las cosas en tu vida que han reconocido el final de ella, y así ésta nunca tendrá fin. Nunca incluyas la palabra «viejo» en tu entendimiento del vocabulario; incluye «para siempre» en tu entendimiento. Cesa la celebración de tus cumpleaños, porque eso aún le da más credibilidad al proceso de envejecimiento. Si te complace reconocer tu nacimiento, hazlo, pero retrocede la cuenta de tus años y vuélvete más joven. Si no estás esperando tu muerte, nunca la conocerás.

Vive siempre en el presente. Nunca aceptes otro futuro más que este ahora. Tu ahora será la eternidad si tú se lo permites ser. Nunca contemples cuánto tiempo vas a vivir, pues vivirás para siempre. Contempla la eternidad de tu cuerpo, y en eso se convertirá. Así de simple es.

Ámate a ti misma, maestra. Bendice tu cuerpo. Hablale a tu alma, que es el señor de tu ser, y ordénale que produzca las enzimas de la juventud, y eso hará. Sabe que el cuerpo puede vivir para siempre. ¿Y cómo vive para siempre? Diciéndoselo.

CREACIÓN Y EVOLUCIÓN

Ahora, yo estoy aquí para enseñaros a convertiros en seres ilimitados, pero primero os voy a enseñar lo preciosos que sois y lo mucho que valéis. Para saber que sois seres divinos, para entender la suprema inteligencia y el impresionante poder que poseéis, es importante que entendáis cuál es vuestra herencia. Es importante que entendáis cómo os convertisteis al principio, en chispas de luz de increíble poder, y cómo habéis evolucionado hasta convertiros en el enigma llamado hombre. Así pues, empezaré a explicar.

En vuestro Libro de los Libros dice: «En el principio fue el Verbo y todo estaba en el Verbo». ¡De lo más inexacto! La palabra no era nada sin el pensamiento, pues el pensamiento es la base y el creador de todo lo que es.

En el principio, —en lo que tú llamarías el principio— sólo existía la infinitud del pensamiento; ahora, a la infinitud del pensamiento yo la llamaré Dios, el Padre. Lo que tú llamas Dios es, en un entendimiento más  ilimitado, el pensamiento, la causa principal y el fundamento de toda la vida. Todo lo que es, siempre ha sido y siempre será, se deriva del pensamiento, la inteligencia que es la mente de Dios.

Por lo tanto, en el principio existía el espacio infinito del pensamiento. Y Dios siempre habría permanecido como pensamiento sin forma si no se hubiera contemplado a sí mismo, si no hubiera volcado y replegado hacia dentro, hacia sí mismo, el pensamiento que él era. Cuando el Padre contempló el pensamiento que él era, se extendió en una forma única de sí mismo, porque cada vez que se contempla un pensamiento, la acción del razonamiento puro expande el pensamiento; éste se convierte en algo más, se magnifica. De esta manera, el Padre, que nunca antes había extendido su ser, se contempló a sí mismo hasta convertirse en una mayor grandeza.

¿Qué produjo en el Padre el deseo de comprenderse a sí mismo y ampliar su existencia? El amor. La pura esencia, el puro propósito del pensamiento contemplativo, es el amor. Fue el amor de Dios por sí mismo lo que le dio el deseo de contemplarse y convertirse en una forma única y extendida de sí mismo.

A raiz de aquel movimiento del amor nacisteis todos vosotros. Porque cuando Dios se abrazó a sí mismo y se amó hasta una mayor grandeza, todos vosotros os convertisteis en aquello en lo que Dios se había extendido. Cada uno de vosotros se convirtió, en aquel mismo momento maravilloso, en una parte ilustre del primer pensamiento contemplado y extendido.

Siendo la primera unidad engendrada por Dios Padre, cada uno de vosotros se convirtió en un dios de Dios, en un hijo del Padre, y en una parte de la divina inteligencia, la mente de Dios. Vosotros, los dioses, sois la única creación que viene directamente de Dios. Sois la única creación que siempre será un duplicado exacto de lo que  el Padre es, porque sois el Padre en una forma ampliada de sí mismo. Todo lo que el Padre es, él lo es infinitamente en el conjunto de sus amados hijos.

Dios, el Padre, es el pensamiento compulsivo y contemplativo llamado vida, una continuidad que nunca puede detenerse, así como tampoco vuestros pensamientos pueden hacerlo. Para que el pensamiento, o la vida, sea una expansión siempre continua hasta el infinito, debe tener una razón para continuar. La razón sois vosotros. Cada uno de vosotros se convirtió en una parte de la mente de Dios, para que a través de vosotros, la vida pudiera continuar extendiéndose hasta el infinito, el cual, de hecho, no tiene medida en el tiempo, porque el infinito existe en este momento, es la continuidad y eternidad del ahora.

Pensamiento creativo

Con el propósito de avanzar, el Padre os dio a cada uno de vosotros la única cosa que siempre existió y siempre existirá: la totalidad del pensamiento, o sea, la totalidad de Dios. A cada uno de vosotros os fue dado, por el Padre y para el Padre, todo lo que vosotros sois: una inteligencia divina y una voluntad creativa y soberana. A través de esa inteligencia y de la voluntad libre, se os dio el poder de tomar el pensamiento que el Padre es y extender lo que sois de acuerdo con vuestros propios procesos de pensamiento contemplativo.

Luz

En vuestro comienzo, cuando el pensamiento se contempló a sí mismo, se extendió en el principio de pensamiento llamado luz. La luz fue lo primero que se creó, porque siempre que el pensamiento se contempla y se expande, baja a una frecuencia vibratoria que emite luz. La luz es, por lo tanto, la primera forma a la que  desciende el pensamiento contemplado y expandido.

Vuestra herencia original se remonta al nacimiento de la luz; pues cada partícula de luz nacida del primer pensamiento contemplado, se convirtió en un individuo, un dios, un hijo. Así, en el momento de la creación, todos os convertisteis en lo que se llama seres de luz.

Todos fueron creados como seres en ese mismo momento. Todas las entidades que han existido o existirán, fueron creadas del pensamiento hasta convertirse en luz cuando Dios se contempló a sí mismo. La luz, que emanaba del espacio de pensamiento, se convirtió en parte adyacente de la mente de Dios, el flujo de todo pensamiento o «río de pensamiento».

La luz en la que os convertisteis cada uno era y es la inteligencia que vosotros sois; es Dios en su forma extendida de luz. Esa luz divina, que es vuestro cuerpo original y permanente, es el espíritu de vuestro ser, o lo que yo llamo el Dios de vuestro ser, porque…

vuestro espíritu es Dios, la mente de Dios en forma individual.

Hasta este día aún poseéis vuestro espíritu original, el Dios-yo original, el cuerpo de luz original en el que os convertisteis en toda vuestra gloria cuando el pensamiento, vuestro amado Padre, se contempló y extendió hasta convertirse en la luz.

(…)

Hay muchos sobre tu bendito plano que están luchando arduamente para estar —y así es en verdad— iluminados, algo realmente valioso. Sin embargo, hay muy pocos que entienden verdaderamente lo que el término significa.

Estar iluminado simplemente significa estar «en luz de», tener cocimiento de; tener conocimiento disponible para poder aplicarlo de cualquier modo que elijas.

¿Cómo se llega a la iluminación?

No por medio de la unción. La única manera de llegar a la iluminación es permitiendo que el pensamiento entre en tus propios procesos de pensamiento, abrazándolo hasta la emoción y experimentándolo hasta la sabiduría.

¿Por qué es importante el conocimiento?

Es tu mayor tesoro. Pues cuando has sido despojado de todo lo demás, lo único que permanece y que nunca te será arrebatado es el conocimiento que te da la capacidad para crear otra vez. Cuando tienes el conocimiento, tienes libertad, tienes opciones; puedes construir reinos ilimitados.

Cuando tienes el conocimiento, no hay nada que temer; pues entonces no hay cosa, elemento, principio o entendimiento que pueda amenazarte, esclavizarte o intimidarte. Cuando al miedo se le da conocimiento, eso se llama iluminación.

El conocimiento permite a tu mente razonar y contemplar por encima de lo que tú ya sabes. Te permite profundizar más en la sabiduría de todo lo que existe, y crecer en tu capacidad de recibir incluso mayor conocimiento. El conocimiento te urge a expandirte, a buscar una identidad en continua ampliación, a transformarte. Así, te saca de las fronteras de una vida limitada, llevándote hasta una extensión más ilimitada. A través del conocimiento y la aventura hacia el aprendizaje, aumenta tu simplicidad. Y en esa simplicidad encontrarás la paz en el ser y la alegría de la vida.

Alma

Ahora, en vuestros comienzos, cuando el pensamiento, o Dios, pasó a través del espíritu de vuestro ser, se creó una emoción, pero era efímera. Así que vuestra alma se creó a través de vuestra fuerza creativa, para absorber el río de amor que salía de Dios el Padre. Se creó con el propósito de capturar el flujo continuo del río de pensamiento y llevarlo a un estado de quietud -lo que se llama memoria— en forma de emoción.

Tu alma, que vive dentro de tu espíritu, es lo que te permite ser un principio creativo. Porque para crear debes poseer la capacidad de retener la imagen del pensamiento clara y firme en la memoria. De esta manera, puedes templar el pensamiento y expandirlo hasta formar los valores creativos que llamas realidad.

Por ejemplo, para crear una flor nueva y única, tiene que emerger el pensamiento de una flor. El pensamiento de la flor se toma del flujo de pensamiento siempre continuo, que es uno con el espíritu o la luz de tu ser. El pensamiento, entonces, se mantiene claramente en el alma como una imagen, en forma de emoción. A través del deseo, puedes recobrar ahora la imagen del pensamiento «flor», contemplarla y extenderla en cualquier forma única, color, o tamaño que desees. Ahora puedes de manera única, crear una flor, la que tú quieras y en el momento en que tú lo desees. Manteniendo el pensamiento perfectamente inmóvil en la memoria, puedes dibujar su retrato perfectamente.

Sin tu alma, no podrías extender al Padre hasta la forma creada, pues no podrías mantener el pensamiento inmóvil para contemplarlo y extenderlo hasta la creación.

Creación

Ahora, lo que tú llamas creación es realmente el valor de la vida que siempre ha existido. La creación no tiene un principio y, ciertamente, no tiene fin. Y los creadores a partir de la sustancia del pensamiento sois todos vosotros, las entidades de luz, los dioses. Todas las cosas han sido creadas por los hijos a partir del pensamiento que el Padre es. Y todo cuanto los hijos crean, se convierte en el yo extendido del Padre.

Todo lo que ves a tu alrededor se llama materia. El Padre es la materia, porque todas las cosas son Dios. Pero los creadores y diseñadores de la materia son los maestros artesanos que todos vosotros sois, los dioses que  sois; pues tuvisteis, desde un principio, el propósito inteligente de crear en materia cualquier ideal que pudierais visualizar a través del pensamiento.

Todas las cosas nacen del pensamiento, todas. Cada objeto material tuvo como punto de partida un pensamiento que fue abrazado en emoción para formar un ideal de creación.

Antes de que algo fuese creado, el alma primero visualizó ese pensamiento como un ideal. Todo lo material fue creado y formado por los dioses mediante un ideal de pensamiento visualizado, utilizando la materia que es el Padre.

Ahora, toda la materia está rodeada de luz.

Vuestros científicos empiezan a sospechar —y han acertado en su suposición— que si se toma la luz y se disminuye o reduce su frecuencia vibratoria, se convierte en materia bruta. ¿Y de dónde vino la luz? Del pensamiento, de Dios.

Siempre que contemplas el pensamiento y lo abrazas emocionalmente. éste se extiende hasta la frecuencia vibratoria de la luz. Si reduces el movimiento de las partículas de la luz y lo condensas, creas el electrum, un campo electromagnético que contiene polos positivo y negativo, lo que tú llamas electricidad. Si reduces y condensas el pensamiento más aún, más allá de campos electromagnéticos, el electrum se coagula en materia bruta. La materia bruta se agrupa entonces en la estructura molecular y celular llamada forma. Y la forma se mantiene unida debido al pensamiento que el alma visualizó como ideal de creación.

Todas las cosas se crean tomando lo que no tiene velocidad —el pensamiento— y extendiéndolo hasta aquello que sí la tiene —la luz— y luego reduciendo la velocidad de la luz hasta que creas esto y aquello y todo lo que hay a tu alrededor.

Amados maestros, sois vosotros quienes habéis creado, a través de vuestros propios procesos de pensamiento, la belleza y el esplendor de todo lo que existe. Sois vosotros quienes habéis creado todas las  cosas —desde el pensamiento hasta la luz, el electrum, la materia y la forma— simplemente pensándolas y sintiéndolas hasta darles vida. Pues vosotros, que erais pensamiento reducido a luz, contemplasteis esa luz en la que os habías convertido, y la amasteis; al hacer esto, redujisteis la luz otro escalón para crear el electrum. Al contemplar el electrum en el que Dios se había convertido a través de vuestros procesos de pensamiento, lo redujisteis nuevamente hasta la materia bruta, o «pensamiento coagulado», la forma más baja de pensamiento y a la vez otra dimensión del Padre en sí mismo.

Por lo tanto, vuestro primer movimiento fue el reconocimiento de lo que se llama «la ciencia del pensamiento transformado en materia». Y esta ciencia nunca se os enseñó; fue simplemente entendida, porque era un proceso de vida en el cual estabais envueltos. Fue a partir de esta ciencia, de este entendimiento, que empezaron las formas creadas.

(…)

Para que los dioses pudieran oler la flor, sostenerla, adornarse con ella, para que pudieran conocer su belleza  y experimentar su viveza, tenían que crear un vehículo de materia que vibrara a la misma velocidad que la flor. De este modo, la encarnación llamada hombre, se creó después de que se hubieran creado todas las demás cosas, para que los dioses pudieran sentir y experimentar sus propias creaciones, y expresar su capacidad creativa a través de a materia bruta, o lo que llamáis «masa solidificada», el pensamiento llevado a su forma más baja.

El hombre fue creado según un ideal de pensamiento, para ser un vehículo que los dioses pudieran conducir desde adentro. Era el cuerpo perfecto un dios, pues podía contener el alma y estar envuelto por el espíritu del  dios. A través de un cuerpo, los dioses podían tocar la flor y oler su esencia; y la experiencia de aquello sería grabada para siempre en sus almas como sentimientos, el tesoro de sus acciones. Ahora podían mirar realmente  un árbol y contemplarlo, saborear su olor y tocar su belleza. Ahora los dioses podían verse tocarse, abrazarse y hablarse el uno al otro. Ahora podían alimentarse y observarse y ser completamente volátiles el uno para el otro. Y ahora los dioses, como hombres, tenían una aventura en materia totalmente nueva con la que jugar, para adquirir la esencia invisible llamada sentimientos.

Desde el espléndido momento del nacimiento de nuestras almas, cada uno de nosotros comenzó a evolucionar y a extenderse. Nuestras almas nos capacitaron para capturar el pensamiento y retenerlo en forma de emoción.  De esta forma, pudimos ir hacia adentro, contemplar el pensamiento y extenderlo hasta la creatividad. Esto es lo que permitió que el mundo surgiera, que la flor diese fruto y que los animales evolucionaran y se dispersaran.

El pensamiento, que es vuestro amado Padre, es en sí emoción sin manifestar. No se le da crédito a la existencia del pensamiento hasta que no se manifiesta como emoción dentro del alma. Una vez que el pensamiento se abraza y se graba dentro del alma, se convierte en realidad. A partir de aquí ya posee forma, estructura y sentido.

POR ENCIMA DE LOS ÁNGELES

Todos vosotros estáis aquí, en lo que se llama el plano de la demostración, para demostrar el poder de vuestra propia inteligencia creativa sobre este nivel de vida. (…) Una vez hayas vivido y te hayas expresado en el plano de la materia bruta, tendrás una comprensión de Dios en la forma llamada materia.

Existen unos seres a los que has llamado «ángeles». Y muchos de vosotros desean ser esa criatura divina. Pero hay una gran restricción en ser un ángel, y es que ellos no poseen equilibrio de razonamiento, ya que aún tienen que vivir como hombres. Ellos son simplemente energia, dioses que algún día se convertirán en Dios- hombre. Pero ellos no sienten pena ni compasión por la humanidad. ¿Cómo podría alguien que vive en lo invisible entenderte completamente hasta que no haya sido lo que tú eres? La humanidad está mucho más avanzada que los ángeles porque ellos no tienen el entendimiento de Dios viviendo en la forma limitada llamada hombre; por  eso, ellos están limitados en su entendimiento de la humanidad, de sus alegrías y de sus penas.

Yo te digo: ser parte de la humanidad es una experiencia sagrada, porque ello significa experimentar plenamente a Dios. Sólo al convertirte en la humanidad has recorrido el camino hasta los perímetros que abarcan la totalidad del reino de los cielos.

Ahora, la razón por la cual estás en este plano, es para continuar la exploración de Dios a través de la  densidad del cuerpo en el que estás viviendo.El propósito de tu vida siempre ha sido experimentarla y aprender de ella; y refinar lo que has aprendido y reintegrarlo al principio llamado vida.

La realidad es una ilusión. Las emociones son reales.

Esto que estás viviendo se llama «creación». Estás jugando con pensamiento creativo y expresándolo a través de la materia con el propósito de adquirir sabiduría y entendimiento, y así identificar el gran misterio que tú eres. Sin embargo, todo lo de este plano es una gran ilusión. Todo el mundo cree que el plano tridimensional es la realidad, pero no lo es. Todos los juegos de la humanidad son ilusiones, son sueños, porque esta realidad puede vivirse en un sueño continuo. El mundo real es el que yace dentro de ti: el encuentro con la emoción en cada momento que sientes. El mundo real existe sólo desde el punto de vista de la emoción, y ésta no está gobernada por la lógica, sino por el amor en movimiento.

Este mundo que tú llamas «realidad», nunca existiría si tú no tuvieras los ojos para percibirlo a través de la emoción que se mueve dentro de tu alma, porque entonces sería algo inexistente. Todo lo que hay en este  paraíso de materia fue creado simplemente para evocar emoción dentro de las almas de aquellos que participaban en esta maravilla de la creatividad. ¿Para qué? Para ganar el mayor premio de la vida llamado sabiduría. Y la sabiduría no es un entendimiento intelectual; es, de hecho, un entendimiento emocional, adquirido con la experiencia.

La vida, este gran escenario, es tu reino. Es la plataforma sobre la cual creas tus ilusiones. Este maravilloso escenario te permite la oportunidad de soñar cualquier realidad que desees hasta darle existencia. Porque el Dios que tú eres tiene la libertad ilimitada de soñar cualquier pensamiento, sentir la emoción y convertir ese sueño en realidad; y puedes cambiar de idea en cualquier momento.

La razón de la vida en un plano de densidad es probar a todo aquel que se embarca en ella —y esto es una experiencia exclusiva de la humanidad— que a cada giro del pensamiento que se abraza hasta la emoción, pronto le sigue la realidad. Y cuando ese entendimiento es asimilado, cuando ese increíble poder de creatividad es reconocido, se acelera un proceso de alineación dentro de ti por el cual sabes que eres Dios. Sin embargo, sin la experiencia humana, nunca podrías saber esto.

Esta vida es para que la abraces. Es rica, y está llena del fervor de la aventura y el desafío. Provee todo a tu alrededor, puertas abiertas y oportunidades para que evoluciones o involuciones y así llegues a transformarte. ¿Transformarte en qué? En la acumulación total de todas tus experiencias, que te confirmarán simplemente que eres Dios, porque sólo un Dios tiene la capacidad crear monumentos en materia que testifiquen su propia gloria.

Todos vosotros hicisteis ese viaje, y eso no solamente es algo espléndido, sino también atrevido, porque involucra un riesgo. Existe una gran probabilidad, a través de la transfiguración del gran Yo inmortal en el plano material, de perder la identidad de uno, y quedarse atrapado totalmente en la supervivencia. Y ¡qué pena! Eso es lo que le ha sucedido a la mayoría de humanidad.

EL DIOS IDENTIFICABLE

La única manera como puedes percibir, entender y conocer emocionalmente al Padre, es entender y conocer emocionalmente quién eres tú; entonces conocerás a Dios. Entonces podrás decir, «Yo sé quién es el Padre, porque el Padre y yo somos uno, y yo sé quién soy».

Simplemente déjate ser; un Ser. Al ser, eres todas las cosas.

Convertirse en Dios es decir: «Yo Soy»

EL REGALO DEL AMOR

No existe tal cosa como la «voluntad de dlos», fuera de tu propia voluntad divina.

Lo que se conoce como la «voluntad de Dios», fue creada por el hombre para poder gobernar y controlar a sus hermanos. Sin embargo, si tú crees esa enseñanza y ves la voluntad de Dios separada de la tuya, siempre estarás viviendo en la batalla de su voluntad contra la tuya.

(…) Y él hizo esto al daros la acción llamada libre albedrío. El principio de la voluntad os fue dado a cada uno de vosotros para que fuerais únicos y soberanos; para que pudierais ser los creadores de  vuestra propia verdad y soberanos de vuestro propio entendimiento.

NADA MÁS QUE LA VERDAD

La verdad es sólo lo que un individuo percibe como tal. La verdad es una opinión, una actitud, una creencia que se ha convertido en absoluta en el pensamiento creativo. Sin embargo, la opinión de cada cual sobre cualquier cosa diferirá, a menudo vastamente, porque cada uno ha formulado esa opinión basándose en sus experiencias únicas y en el entendimiento o confusión que haya obtenido en su alma, no sólo durante esta vida, sino durante todas las vidas vividas antes que ésta. De esta manera, una entidad creerá que algo es verdad, mientras otra quizás no. Ambos no pueden comprenderse mutuante, porque ellos no han sido la misma persona, ni han tenido las mismas experiencias colectivas.

¿La verdad de quién es la correcta? Las dos lo son. Porque cada uno está expresando la verdad que su experiencia y conocimiento le han permitido percibir (…) pues cada entidad posee la voluntad, el derecho y la necesidad de crear la verdad de diferente manera.

Cualquier verdad que tú aceptes se convertirá en una realidad experimentada en tu vida. Cada uno, maestro, sabe sólo hasta el grado en que lo desee y se lo permita.

Hay verdad en todas las cosas, maestro, pero también hay refinamiento, porque cada momento refina la verdad. Por eso Dios no existe en un estado de perfección, sino más bien en un estado de transformación. Cada entida progresa continuamente en su entendimiento para abarcar una verdad mas ilimitada. Y de acuerdo con su entendimiento, momento a momento, esa será la verdad como él la ve, como él la conoce.

Lo que inevitablemente se aprende de todos estos maestros, es que únicamente tu eres tu máximo maestro, porque sólo tú sabes qué es lo mejor para ti. ¿Cómo puede alguna otra persona saberlo cuando ella está ocupada viviendo su propia vida y valorando la verdad desde su propio punto de vista? Sólo tú puedes saber qué experiencia necesita tu alma para tu propia realización. Sólo tú puedes ser el dador de tu propia verdad, porque la verdad la ordena y establece uno mismo. Y dicha verdad no se encontrará a través de entendimientos científicos o intelectuales, sino más bien a través de un entendimiento emocional, pues la verdad es un sentimiendo, un saber interior, no es algo intelectual.  Saber lo que es verdad para ti es saber lo que tú sientes que es verdad.

Estudiante: Pero, Ramtha, ¿cómo puedes tú sentir que algo es verdad si no está apoyado por hechos, o si es quizás contrario a lo que la ciencia ha descubierto como verdad?

Ramtha: Maestro, nada puede probarse con lo que tú llamas hechos, pues los hechos cambiarán a medida que el conocimiento de la humanidad evolucione y cambie. Todo es una conjetura, porque la realidad está continuamente creándose y evolucionando por medio del pensamiento y la emoción. Los hechos son sólo las manifestaciones materiales corrientes de la conciencia colectiva, pensamientos colectivos abrazados en la  emoción por la totalidad de la humanidad. La prueba, maestro, está en los sentimientos, en la emoción, porque eso es lo que dio realidad al hecho en primer lugar.

¿Cuál es la máxima realidad, la máxima verdad? No son los hechos, maestro. Son los sentimientos que te embargan al aceptar los hechos como realidad, como verdades del pensamiento. Ese es el auténtico hecho: la emoción, que es la más grande de las realidades. Ahí es donde yace toda la verdad. Cualquier cosa que elijas creer, maestro, así será. Entonces, elige ahora lo que sea apropiado para ti, lo que desees creer.

Ahora, lo que yo diría a cualquier entidad es esto: ve y aprende de tus maestros o tus religiones hasta que te aburran o ya no tengan sentido. Entonces busca la respuesta que sientas correcta dentro de tu alma. Tu alma sabe cuál es la verdad y ella te lo dirá a través de los sentimientos.

Sé quién eres, no bajo la dirección de Ramtha, o Buda, o Yeshua, ni ningún otro maestro, pues ninguno puede enseñarte sobre tu propia diviniadad; ellos sólo pueden enseñarte sobre la suya. Para culminar tu destino debes llegar a ser quien eres, y lo que tú solo eres. Si tratas de vivir de acuerdo con el plan de vida de otro, nunca te convertirás en eso. El único camino por el cual llegarás a entender quién eres, y ese fuego que vive dentro de ti,  es el de la verdad de tu propio entendimiento emocional.

Solamente recuerda esto: todo aquello en lo que creas, es. Siempre que creas en una cosa, se convierte en verdad en una realidad emocional dentro de tu ser. Es por eso que todo el mundo está siempre en la cima de la verdad, no importa cuál sea su punto de vista. Tu realidad creativa será siempre diferente de la de todos los demás. Y cuando a otros les resulte completamente imposible ver tu realidad, será sólo porque están inmersos en las ilusiones de la suya propia.

Ama lo que eres decididamente. Y escucha a Dios dentro de ti, que te habla en un tono muy sutil. Se llama sentimientos. Los sentimientos, si los escuchas, te hablarán de tu verdad y de tu camino hacia la iluminación.

Cuando contemples la simplicidad de esto, ello te llevará hasta la libertad de entender. Entonces no  te quedarás atrapado intentando determinar lo que es verdad y lo que no lo es, lo que es real y lo que es una ilusión. Cuando empieces a apartarte de las leyes de los dogmas religiosos y las creencias, y dejes de esforzarte por vivir la verdad de otro, entonces serás libre de expresarte a ti mismo y experimentar las cosas que tu alma te pide, para que puedas satisfacer cualquier conocimiento o entendimiento que no poseas. Y de esta manera, por medio de la experiencia y la emoción, tú, a tu propio y singular paso, te conviertes en Dios, momento a momento. ¿Y dónde va a concluir tu eternidad? En ningún lugar, pues tú eres continuo para siempre.

Pero no puedes convertirte en esto hasta que no te apartes de la conciencia colectiva del hombre —con sus leyes, ideales, e identidad , de masa— y te permitas ser el Ser de tu propia verdad, de tu propio e intencionado Yo.

Nunca busques la verdad, simplemente sé. Siendo, eres uno con universos infinitos.

Astrologia

Yo te diré esto, maestro: cada uno de los que estamos aquí es un dios que fue creado con libre albedrío. Y en el comienzo, vosotros, los seres de luz, como entidades soberanas, usasteis esa voluntad libre para crear las estrellas, los planetas y todos los universos, visibles e invisibles. Vosotros sois también los dioses que más tarde crearon los cuerpos que poseéis, y éstos son mucho más grandiosos que cualquier universo. Vosotros sois, en este preciso momento, los mismos dioses que aún poseen la misma y poderosa creatividad que poseían al principio. Y en todos estos eones de tiempo nunca habéis creado nada que os controle, a menos que creáis que lo hace. Y aún así, seguís siendo quienes controláis vuestra vida, porque al haber aceptado la creencia de que estáis controlados por algo fuera de vuestro ser, habéis permitido que así sea.

En cada una de tus vidas sobre este plano naciste bajo un gran número de estrellas, todas ellas brillando en aquel momento. Decir que tu destino está controlado o influenciado por unas pocas y escogidas, no sólo carece  de sentido, sino que además te roba la libertad e inocencia de expresar tu vida y el Dios que tú eres.

Los dioses han creado muchos juegos, y la astrología es uno de ellos. Así como vuestra astrología, también son juegos vuestro dogma religioso, vuestra política, vuestro mercado, y cualquier cosa que permitáis que o esclavice de manera que podáis jugar al juego de la supervivencia.

El hombre siempre ha mirado fuera de sí mismo para encontrar respuestas y razones a su suerte y a su  destino. Siempre ha sido más cómodo echar la culpa a las estrellas silenciosas, al gobierno de algún rey, o a la «voluntad de Dios», que mirar hacia dentro, al creador de los universos. Siempre ha sido más fácil buscar sacerdotes, profetas y videntes para pedirles orientación, que creer que uno mismo es lo suficientemente sabio para ser el dador de ella.

Tú, maestro, eres una entidad soberana capaz de aceptar y crear cualquier verdad que desees. Puedes convertirte en el maestro de tu reino o ser su esclavo, lo que desees experimentar.

Cuando estés jugando con tus juegos, recuerda quién los creó. Y recuerda que el mismo creador, que puede volverse vulnerable a cualquier cosa que él desee, puede, en un instante, cambiar todo lo que no le guste y una vez más tomar las riendas de su vida.

AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS

Estudiante: Ramtha, ¿cómo encajas tú en el plan de Dios?

Ramtha: ¿El plan de Dios? ¿Qué te hace pensar, entidad, que Dios tiene un plan?

Estudiante: Porque debe haber una buena razón para que las cosas sean como son.

Ramtha: El único plan que el Padre tiene es ser, para que así todas las cosas puedan expresar la vida que el Padre es. Si él tuviera un plan, ello te quitaría la libertad de expresar a Dios dentro de ti, robándote tu originalidad capacidad de evolucionar y extender el principio vital llamado Dios.

¿Por qué es esto importante? Cuando entiendes que la vida simplemente es, eso te permite la libertad y el poder de crear tu vida al máximo de tu capacidad. Y puedes estar seguro de que sin importar lo que hagas en el próximo momento, vas a estar vibrando con la totalidad de la vida, y continuarás haciéndolo en el próximo momento, y en el próximo, y en todos los que vendrán después.

No existe un plan para la vida, maestro. Sólo existe el Ser. Estar en un estado de Ser es la expresión más grandiosa que existe. Ser. Lo que importa, entidad, es que tú eres. Eso es todo lo que importa.

Estudiante: ¿Cuál es entonces el propósito de la vida?

Ramtha: El propósito de la vida, maestro, es expresar sobre la plataforma de la vida cualquier pensamiento que habite dentro de tu ser. Y cualquiera sea la expresión a la que eso te lleve, siempre tienes la opción de cambiar en cualquier momento que desees. El propósito de la vida es ser parte de ella, ser su creador, iluminarla. No hay otro destino, sino vivir y permitirte ser cualquier cosa que desees, mientras la vida se despliega dentro de ti, momento a momento. Y sabe que, cumpliendo ese propósito, posees la libertad ilimitada para convertirte, hacer y ser cualquier cosa que desees.

No existen ni el bien ni el mal, maestro; sólo el Ser. En el Ser, todas las cosas se miden exclusivamente en función de la culminación, en función la experiencia emocional que el alma necesita para culminar su sabiduría. Cada cosa que hayas hecho —por hermosa o vil que hayas determinado que sea— la has hecho simplemente por el conocimiento. Tu alma y tus pasiones te presionaron a hacerlo para poder aprender. Sólo haciéndolo determinaste y te diste cuenta del valor de esa acción, y así, te beneficiaste de ella. Eso no es ni perverso ni malvado, eso es lo que cuesta convertirse en Dios.

Es el hombre, y no Dios, quien juzga al hombre. Y el hombre en su creatividad, ha inventado el equilibrio entre lo bueno y lo malo para robar a sus hermanos su libertad de expresión. El miedo al castigo por no estar a la par  del dogma religioso o las leyes de los gobiernos, ha sido la espada que ha dominado y controlado naciones durante años.  Y si alguna vez hubo algo que en tus términos llamarías «perverso», es aquello que le quita a una entidad la libertad de expresar el Dios dentro de sí. Y cada vez que esto se le hace a otra persona, también se le hace a uno mismo, y más profundamente, porque todo juicio o limitación que impongas a otro, se convierte en ley dentro de tu propia conciencia; y mediante esa ley, te juzgarás y limitarás a ti mismo.

El hombre no es perverso en su alma. Y aunque vive creyendo que lo es, en un mayor entendimiento no existe tal cosa como la perversión o la maldad. Sólo existe la plataforma de la vida que le permite al hombre la opción de crear desde su pensamiento cualquier cosa que elija. Esa es la única realidad que existe. En esa realidad, Dios permite que la ilusión de la maldad sea creada a través de supersticiones, creencias dogmáticas, y las tan limitadas y encerradas actitudes de la humanidad. Y a causa de la continua observación, juicio y expectativa de la maldad, ésta existe de hecho en la realidad de aquel que cree en ella, pero sólo en su realidad, puesto que como así lo cree, así es en su reino.

Las únicas leyes que existen son aquellas que has creado para que sean efectivas en tu vida. Si tú eliges creer que hay bondad y maldad, entonces, esa es tu verdad, y no estás equivocado en absoluto. Pero recuerda, esa es tu verdad, no la mía ni la de ningún otro. Y, si verdaderamente es tuya, colectivamente te pertenece porque se ha formado en tu opinión. Y mientras tengas esa opinión, será ciertamente real. Cuando dejes de creerla, entonces dejará de ser realidad. Es así de simple.

No juzgar

Yo no aborrezco el acto, lo he razonado. Lo he entendido. Estoy por encima de él. Si yo juzgara por este acto, te aseguro que eso no me enaltecería, y mi vida se vería entonces afectada por ese juicio. Pues el Yo Soy que yo soy habría tomado una parte de sí mismo y se habría separado de mi ser. Entonces yo dejaría de ser la totalidad.

Karma

Las leyes del karma son, de hecho, una realidad, pero sólo para quienes creen en ellas.

Las únicas leyes que existen son aquellas que tú permites que sean efectivas en tu reino.

El auténtico dador de las leyes es cada entidad soberana, pues cada persona posee un ego que acepta la verdad; y todo aquello que él llame verdad, cualquier cosa que cree como ley dentro de su ser, así será. Por eso, mediante las creencias y el entendimiento alterado, muchas personas han determinado para sí mismas las leyes del equilibrio y la perfección.

Si tú eliges creer en el karma, ciertamente estarás en manos de tu propia creación por haberle dado poder a esa creencia. Y por supuesto, será efectiva en tu vida. Entonces, ciertamente volverás una y otra vez para anular o glorificar lo que hiciste en una vida anterior sobre este plano.

Yo no reconozco el karma o la perfección, ya que las veo como limitaciones, no como gratificaciones. Aquellos que están luchando por la perfección a través de las restricciones del karma, nunca alcanzarán aquello por lo que luchan. Pues mientras están culminando un karma, estarán creando otro, no importa cuántas vidas vivan, ellos nunca alcanzarán un estado de Ser, un estado de Dios, ya que estarán continuamente inmersos en el estado de deber y no en el de recibir. Y no existe tal cosa como la perfección; sólo existe el Ser. En el Ser de la vida todas  las cosas cambian y evolucionan cada momento, por eso, nunca podrá establecerse un estado de perfección.

Si quieres aceptar las enseñanzas del karma, entonces, esa es tu elección y tu creación para tu propia experiencia. Pero date cuenta, maestro, de que tú has creado para ti mismo las ilusiones del poder limitado y el castigo. Ese es tu destino por haber aceptado lo que llamas karma, ser prisionero de tu propio pensamiento limitado.

¿Quién supones que crea tu destino? Muchos creen que es algún soberano que manipula a todos y por cuya causa ocurren todas las cosas, ya que eso quita de sus espaldas la responsabilidad de sus propias vidas. Pero eres tú quien controla tu propio destino. Tú eres el creador de cada momento de vida gracias a lo que piensas y sientes en este momento. La única cosa que debes aprender es que este momento, este ahora, es verdaderamente continuo y perpetuo. Y en la continuidad del Ahora, cada momento es nuevo, completamente nuevo, maestro. No es el cautivo del ayer; es el Ahora que tú creaste para que tu sueño del mañana se convirtiera en realidad. Por eso, eres libre de hacer cualquier cosa que desees en este momento. Ese es el amor del Padre por ti: la libertad y el poder que te ha dado para crear cada momento de nuevo.

Nadie está gobernado por el pasado. Nunca tienes que pagar por lo que hiciste hace un momento o hace un milenio. En el momento mismo que lo hiciste, ganaste conocimiento y te diste cuenta del bien y de la utilidad de haberlo hecho.

El pasado está acabado, maestro; ya no existe. El pasado vive dentro de ti en este ahora sólo como sabiduría.

El pasado es simplemente un momento del ahora que fue experimentado y ya no existe. El único peso que tiene sobre el presente es que tú ya aprendiste todo lo que podías aprender de él. Así, te ha provisto de la sabiduría para crear este momento con el máximo de tu capacidad, de acuerdo con tus propios e íntimos procesos de pensamiento y tus planes determinados.

No has vuelto a este plano para enmendar ciertas cosas, las que ni siquiera puedes recordar, o para hacer otras que se supone debes hacer y que nadie podría decirte nunca cuáles son. Y encima te dicen que te esfuerces por conseguir la perfección. ¿Cómo puedes conseguir algo si estás en continua confusión?

Has vuelto aquí totalmente por tu elección y a través del cuerpo que elegiste. A partir del óvulo de tu madre y del esperma de tu padre creaste tu cuerpo con el propósito de expresarte en este plano de ilusión creativa. No has vuelto para saldar algo que hiciste anteriormente, sino más bien porque querías evolucionar a través de la masa y completarte en las emociones que se ganan al experimentar este plano.

Estás aquí para aprender que donde quiera que estés, estás ahí por la única razón de que quieres estar ahí; es tu voluntad estar ahí. Estás aquí para conciliar la sabiduría y aplicarla dentro de la plataforma de la vida. Estás aquí en esta vida —y en cuantas más otras vidas desees estar aquí— para representar esta ilusión y experimentar todo lo que tu alma necesite para poder realizarse en la sabiduría. Y cuando hayas obtenido el rico vapor de la emoción de tus experiencias sobre este plano, ya nunca más necesitarás o desearás volver aquí.  Estás aquí, maestro, para convertirte en Dios. Y para eso, debes quitar de tu ser toda ley, toda creencia dogmática, toda práctica ritualista, y ser ilimitado en tus procesos de pensamiento.Y sólo tú determinas cuándo has acabado aquí, nadie más.

Debes saber que nunca tendrás que pagar por lo que hayas pensado o hecho en esta vida o en otra, siempre y  cuando te perdones por ello. El perdón de uno mismo es el acto divino que remueve de tu alma la culpabilidad y el juicio del Yo que limitan la expresión del Dios que eres. Debes saber que cuando te hayas perdonado a ti mismo, esta vida y las que van a venir serán simplemente para experimentar ser una parte del Ahora que es el futuro de todo lo que es. Debes saber que eres eterno, que nunca has fracasado, y que el único error que has cometido es creer que has errado.

Ámate a ti mismo, maestro. Y escucha lo que te dice el Yo, lo que necesita sentir, y entonces entrégate a ello de corazón hasta que te aburras. El aburrimiento es una señal de tu alma de que has aprendido todo lo que había que aprender de una experiencia y de que es hora de pasar a otra aventura.

Cuando escuchas solamente a los sentimientos que hay dentro de ti, entonces eres libre de convertirte al momento en cualquier cosa que desees convertirte. Y sabe que nunca debes someterte a ninguna ley, ninguna enseñanza o ninguna entidad. El Ahora y los sentimientos que obtengas de él, es todo lo que realmente importa.

Cuando te apartas de las leyes del dogma y las creencias limitadas, entonces te estás permitiendo ser la libertad y lo ilimitado que Dios es. Entonces puedes ser simplemente el poder que eres de crear y regenerarte a ti mismo y a la vida. Entonces la razón por la cual estás aquí no es la de compensar a alguien por cualquier cosa que le hayas hecho, sino más bien porque quieres vivir. Y esa aventura  se despliega momento a momento. Vive y sé feliz. Eso es lo único que el Padre te pide que  hagas.

LA ALEGRÍA: EL ESTADO DE SER MÁS SUBLIME

En un estado de alegría exuberante, estás en paz con todo lo que tú eres.

Nadie tiene un propósito cuando viene a este plano. El Padre no ha dado directrices ni a ti ni a nadie de cómo debería ser su vida, salvo una cosa. Y lo único que él desea para ti, proporciona lo esencial del ser. Y es que seas dichoso, sin importar lo que la dicha signifique para ti. Pues cuanto más feliz y dichoso seas dentro de tu precioso y divino ser, más cerca estarás de ser la semejanza de Dios y más en armonía con toda la  vida. (…) ya que el Padre es alegría. Es un Ser que está alegre todo el tiempo.

¿Qué es la alegría? La alegría es libertad de movimiento sin interrupción. Es libertad de expresión sin juicio. Es libertad de ser sin miedo o culpabilidad. La alegría es saber que creas la vida a tu manera. Es el sublime movimiento del Yo permitido. Eso es alegría.

Sabes, en mis tiempos los atlantes nos llamaban «seres desalmados». ¿Sabes cuál era nuestra búsqueda entonces? No era la de un «propósito», era encontrar un alma que según nos decían no poseíamos. Yo fui un bárbaro miserable y odiaba al hombre. Pero cuando descubrí lo que era la alegría y que yo era digno de sentirla, me convertí en la esencia que sostiene, alimenta y es toda la vida. El único camino hacia el Padre es todo aquello que tú declares que es tu alegría. Ese es el único camino para llegar hasta él. Es el que te lleva de vuelta a casa, de vuelta a Dios.

(…)

Tú no estás aquí por ningún otro destino sino vivir, y hacer en cada momento de la vida lo que el Yo creativo — el alma— te impulse a hacer.

Aquellos que vienen aquí con una sola y pequeña dirección, y permanecen en esa dirección porque es socialmente aceptable, a la hora de la muerte sufren de agonía y remordimiento porque deberían haber hecho  esto o aquello, deberían haber amado a éste y haberse casado con aquél. Todos esos «debería» los harán regresar aquí para experimentar todos los «ahora puedo», hasta que se llenen de todo eso. Entonces ya nunca van a volver.

La sabiduría es emoción acumulada

Eso es que hace a cada entidad diferente de todas las demás que vienen a este plano. Tú no experimentarás las cosas que ya has experimentado y entendido, pues no tendrás el deseo de hacerlo. Las cosas que aún tienes que entender las aventuras que guardan la promesa de realización y sabiduría, siempre te tentarán, te intrigarán, y te desconcertarán. Si simplemente te permites ser, y escuchas los impulsos dentro de tu ser, los sentimientos dentro de ti, siempre estarás experimentando lo que más necesites para así extender tu maravilloso Yo hacia una mayor sabiduría y alegría perpetua.

Tú, maestra, eres el propósito en la vida. Cuando cada uno esté por encima de pensar que debe hacer esto o aquello, o que su destino es éste o aquél y se enfoque en el asunto de ser, vivir explícitamente en el momento, todos encontrarán una felicidad y una libertad mayor de las que nunca han conocido, una liberación hacia la vida y cómo ésta debería vivirse verdaderamente. Ese es tu propósito: ¡ser!

DIVINIDAD OLVIDADA

Cuando sepas que eres Dios, ese sentimiento de certidumbre creará las experiencias y el entendimiento que te enseñaran que lo que sabes en tu interior es verdad

Cuando el Dios-hombre empezó a experimentar las actitudes de supervivencia, empezó a reducir su poder de pensamiento que activaba la fuerza vital eterna dentro del cuerpo. Así, el cuerpo empezó a sucumbir. Cuando el cuerpo empezó a fallar, disminuyó la capacidad del hombre de razonar a través de su cerebro. Cuando el hombre empezó a perder su poder de razonar, el miedo empezó a invadir su conciencia. Y cuando el elemento del miedo se convirtió en una actitud dentro de los procesos de pensamiento del hombre, el cuerpo empezó a sufrir la fuerza y los efectos del miedo: malestar, enfermedad, muerte.

Esas actitudes de supervivencia, que surgieron del miedo a la muerte, se transmitirían a las generaciones futuras en forma de lo que se llama instintos de supervivencia; pues…

…cualquier cosa que el hombre piensa se convierte en un patrón dentro de sus estructuras genética y celular.

Los dioses entraron en las limitaciones de la materia a causa del deseo de experimentar su creatividad a través de la forma corporal. Pero cuando los dioses, como hombre, experimentaron actitudes de limitación sobre este plano, se quedaron, sin darse cuenta, encerrados en la experiencia corporal. Pues cuando cada dios experimentó la muerte de su primer cuerpo, entró en lo que se llama un vacío. Este vacío era un lugar, una dimensión de luz, no formaba parte de un entendimiento consciente de «Dios-conocedor de todo» ni del plano de la materia. El dios ya no podía volver al plano del pensamiento ilimitado, pues ahora guardaba dentro de sus procesos de pensamiento la alteración de actitudes limitadas.

Para continuar avanzando en la vida, y ya que encontraba este jardín de juegos en materia una experiencia maravillosa, el dios estaba muy ansioso de volver aquí. Así que volvía en otro cuerpo a través de la semilla de su propia descendencia, para continuar expresándose en materia y conciliar todos los pensamientos limitados que había permitido que alteraran sus procesos de pensamiento en la vida anterior. Pero al experimentar más los aspectos materiales de este plano, el dios experimentó mayor alteración y se hundió más profundamente en la limitación. De esta forma empezó el ciclo de reencarnación sobre el plano de la demostración.

A medida que los dioses volvían aquí como hombres, una y otra vez, para poder continuar sus aventuras en la vida, este plano se convirtió gradualmente en su concepto total de la vida, y ellos olvidaron su linaje y su divinidad. Dejaron de concebir a Dios como la totalidad, todos los pensamientos. Perdieron el conocimiento de que podían volver, si lo deseaban, al plano del pensamiento puro, del ser ilimitado, el plano de conciencia sobre el que se habían expresado desde un principio. Dedujeron que sólo podían experimentar esferas limitadas, pensamientos limitados. Así, emergieron otros planos de conciencia expresada, lo que se llama cielos limitados, esferas limitadas. Allí, después de la muerte del cuerpo, las entidades que habían olvidado el más grande y simple de todos los planos podían experimentar la vida de acuerdo con su felicidad y con las actitudes de su pensamiento colectivo.

Cuando los dioses, como hombre, dejaron de saber que eran divinos e inmortales, y que todo el poder y todo el conocimiento habitaban verdaderamente dentro de ellos, comenzaron a ser vulnerables a los egos de aquellos a su alrededor. Pronto, surgieron entidades que buscaban elevarse por encima de las otras diciendo que sólo  ellas, a través de sus poderes místicos y de su inmensurable fuente de conocimiento, poseían el entendimiento de Dios. Como el hombre se había convertido en una criatura atemorizada, una criatura que seguía al rebaño, estos videntes, profetas y oráculos buscaron acrecentar su poder proclamando profecías de fatalidad y peligro. Y si la gente no prestaba particular atención a lo que los videntes tenían que decir, ellos proclamaban maldiciones y amenazas de condena.

Así nació la religión sobre este plano, para separar más al hombre de su belleza interna, su Dios eterno. Y la religión era muy astuta porque no tenía que gobernar y mandar sobre las gentes con la espada, sólo tenía que perpetuar la enseñanza de que Dios no estaba a su alcance; que el conocimiento y el poder sobre todas las cosas no estaban dentro de ellos.

El alma es memoria eterna. Ella recuerda todas las experiencias de todas las vidas.

Cuando el hombre dejó de aceptar su propio saber interior como la esencia de la verdad, renunció a su soberanía y poder y se convirtió en una parte de la masa colectiva, lo que permitió a religiones y gobiernos de todas las épocas gobernar a la gente como si se tratara de una sola entidad. Pero no lo son. Todos son dioses únicos con destinos únicos que satisfacer y aventuras que experimentar. El hombre tiene derecho a sus aventuras. Cuando el hombre aceptó la enseñanza de que es miserable y pecador, y que el Padre está fuera de él, se apartó completamente de Dios. Y es ese entendimiento y el aceptar esa creencia lo que ha devuelto al hombre al cuerpo una y otra vez. Pues mientras el hombre abrigue el pensamiento de que él es todo menos divino, de que el Padre no está dentro de él, está condenado, en cierto sentido, a nacer un millón de veces, hasta que se dé cuenta su divinidad y viva, otra vez, en un estado de ser.

La encarnación nunca pretendió ser una trampa. Nunca pretendió ser eterna. Era simplemente un juego en el cual participar, una nueva aventura en la exploración de la creatividad y de la vida. Pero tú te perdiste rápidamente en los sentidos del cuerpo, y tu cuerpo se convirtió en la totalidad de tu identidad. Te volviste tan inmerso en la materia de este plano que te convertiste en el hombre inseguro, atemorizado, el hombre vulnerable, el elemento mortal, porque olvidaste la poderosa esencia que vive dentro de ti. Así, conociste la muerte, pero te olvidaste de la vida. Conociste la tristeza, pero te olvidaste de la alegría. Conociste al hombre, pero olvidaste a Dios, tu inteligencia sublime que te permite crear tus ilusiones de cualquier manera que elijas.

Todos vosotros habéis vivido muchas vidas sobre este plano. Algunos, treinta mil vidas. Otros, diez mil. Otros, solamente dos. Esas son las veces que has vivido y que has muerto. Y aunque tus vidas sobre este plano han sido sólo un sueño, un juego, una ilusión en la aventura de la vida, ellas te han corrompido inmensamente. Has vivido tantas vidas en las que se te ha recordado, por la familia, la sociedad, la religión y los poderes gubernamentales, que eres desgraciado y que Dios no está a tu alcance, que todo ello se ha convertido en la firme realidad de tus procesos de pensamiento.

Hasta el día de hoy, la mayoría de vosotros aún no sabe que vosotros sois Dios, que poseéis en vosotros el poder de saber y ser todas las cosas.

Así pues, dejas que maestros, religiones y demás gobiernen tu vida e interpreten la verdad por ti. Permites que el entendimiento de otros complique y confunda la simple verdad que se ha dicho durante años en vuestro tiempo: que el Padre y el reino de los cielos están realmente dentro de ti. ¿Qué otra verdad puede escribirse más grande que ésa? Pero muchos de vosotros que no saben esto, aún piensan que deben entregarse al dogma y a ciertos mecanismos — rituales, plegarias, cánticos, ayunos, meditaciones— para poder conectarse con Dios y conseguir la iluminación. Sin embargo, cuanto más haces estas cosas, más convences a tu alma de que no eres aquello en lo que estás tratando de convertirte, que estás muy lejos del amor de Dios y del entendimiento que buscas, pues tienes que realizar arduas tareas para alcanzarlo.

Yo he vuelto aquí simplemente para decirte que hay un camino mejor. Y también que tú ya eres Dios, y que nunca has fracasado, que nunca has hecho nada malo. Que no eres una criatura miserable y maltrecha, ni tampoco un pecador, y que no existe ese maravilloso disparate llamado diablo. Cuando te des cuenta de estas cosas, entonces podrás enfocarte en el asunto de ser feliz, que es lo que el Padre es. El Padre no es una criatura santurrona, meditabunda, lúgubre y enfadada. Él es la esencia que es alegría completa e infinita.

Si solamente supieras que a través del pensamiento ilimitado podrías trascender el cuerpo y todos los planos y universos, nunca elegirías ser limitado otra vez.

Tal como te has convertido en el conocimiento de que eres miserable en tu ser, si sabes que eres Dios dentro de tu ser, te convertirás en Dios en tu totalidad. Para poder volver a lo que ahora se llama el séptimo nivel de entendimiento del pensamiento puro, al máximo estado de ser —un estado en el cual tú eres el poder máximo de todas las cosas— lo único que necesitas es saber que el Padre vive dentro de ti. Pues la memoria de que eres Dios habita dentro del alma de tu ser. Está ahí, latente en tu alma, esperando ser reconocida, lista para convertirse en una realidad experimentada. Y se convertirá en ello cuando lo sepas. Cuando sepas que eres Dios, ese sentimiento de certidumbre creará las experiencias y el entendimiento que te enseñaran que lo que sabes en tu interior es verdad. Nadie puede darte ese saber interior. Sólo tú puedes alcanzar ese entendimiento mediante tus propios procesos de pensamiento y tu ser emocional.

Cuando sabes que tú y Dios sois uno, eliminas de tus procesos de pensamiento las actitudes de separación y te unes con tu Dios-fuente otra vez. Cuando te das cuenta de que la inteligencia del Padre, totalmente sabia y conocedora de todo, es todo pensamiento, la base de todo cuanto existe, y te permites ser todos los  pensamientos, entonces eres todo lo que Dios es, o sea, todas las cosas. Retornas entonces a tu libertad, tu grandeza y tu gloria. Y ya no tienes que volver a este cielo una y otra vez, sino que puedes continuar hacia cielos más grandes y aventuras mayores que te esperan.

Dios es este ahora. El infinito es este ahora. Ser Dios para siempre es vivir totalmente en la eternidad de este ahora, pues así es como Dios vive. Simplemente sé. Entonces serás uno con el Ser y la continuidad de toda la vida, y tu cuerpo se elevará a sí mismo para convertirse en esa continuidad. Entonces no tienes que morir, sino que puedes trascender todos los planos hasta el séptimo, que es la conclusión de todas las cosas, pensamiento. He aquí una gran verdad.

Esta época vuestra está llegando a su fin. Esta ha sido la Era de la Carne. La nueva era está ya en el horizonte y se llama la Era de la Luz, la Era del espíritu Puro, la Era de Dios. Es la era en la que el hombre sabe que todos somos iguales y que el reino de los cielos ha estado siempre dentro de él. La Era de la Luz llevará al hombre de regreso al pensamiento ilimitado, a un reino sublime de amor, alegría y libertad del ser. Quienes formen parte del nuevo reino no serán los señores de la guerra ni los tiranos entre los hombres, sino los heraldos de la paz, que se han elevado sobre el estancamiento de la limitación para decir: «Yo soy Dios, y amo todo aquello que veo, pues soy todo lo que veo, y amo lo que soy». Quien llegue a este entendimiento elevará la totalidad de la conciencia  con su luz única y solitaria. Y, uno por uno, vosotros volveréis a un estado de ser ilimitado, enriquecido con las perlas de la sabiduría que os permitirán crear más sabiamente en la próxima eternidad.

Tus vidas sobre este plano han sido una gran ilusión, un gran sueño. Pero despertarás de ese sueño habiendo aprendido, entendiendo a Dios. Todos lo harán. Un día alzarás la mirada a un cielo lleno de nubes. Cuando mires al cielo verás un resplandor de luces brillantes parpadeando por todas partes, y creerás que las estrellas mismas han bajado a acurrucarse en las nubes. Lo que tú verás es lo que toda la humanidad va a ver, y ello te ayudara a despertar de tu sueño y a darte cuenta de que todo lo que yo te estoy enseñando es, de hecho, una gran verdad y una maravillosa realidad.

Genesis: disociacion Dios-Hombre

Estudiante: Me gustaría saber cómo llegamos a separarnos de Dios y de aquello que en nuestros comienzos nos unía a él. ¿Cómo ocurrió eso?

Ramtha: Al principio de todo, cuando cada uno de vosotros sabía que era uno con el Padre, tu ego, tu identidad, era Dios en una unidad singular, y la vida era la aventura emocional hacia la experiencia de todos los pensamientos, pues Dios es todos los pensamientos. Tu ego era puro y estaba inalterado, ya que no sostenía actitudes que limitaran la aceptación del pensamiento — Dios— en tu ser. Sabías que eras eterno dentro del momento de ser del ahora, y eras ilimitado en tu capacidad de recibir el pensamiento del Padre, transmutarlo en emoción y manifestar esa emoción en creatividad.

Todos vosotros erais como niños pequeños, pues no poseíais ninguna actitud que alterara la pureza de vuestros seres o limitara vuestra expresión. No conocíais el miedo. No conocíais juicios de «más» o «menos». No conocíais la competencia, o los celos, o la posesión. No conocíais la muerte. Erais como niños pequeños, pues no habías experimentado ninguna de estas actitudes.

Ahora bien, vosotros, los dioses, poseíais desde el principio el poderoso impulso de crear, de expresar la emoción del pensamiento en formas creativas. Y el poder para hacer esto no fue otorgado a unos más y a otros menos. Todos eran iguales. Pero tan pronto como empezasteis a crear, el espíritu de competencia creció entre vosotros, el impulso de tomar el pensamiento de la creatividad de otro y expandirlo hasta algo más grande, para crear más, pensamiento a pensamiento. ¿Por qué crees que hay tantas especies de flores en vuestro plano? Tú pensarías que con una rosa hubiera sido suficiente. ¿Y cuántas más mariposas podría haber?

¿Por qué se convirtieron los dioses en una raza competitiva? Porque en su impulso creativo, empezaron a contemplar que quizás su creatividad no era tan grande como la de otros. Y así empezaron a verse más pequeños dentro de su ser. Y para compensar ese sentimiento de inferioridad, los dioses intentaron superar las creaciones de los demás. Y cuanto más involucraban sus procesos de pensamiento en la creatividad competitiva, más se veían a sí mismos como inferiores a la perfección del Ser, como separados de Dios, que es la igualdad de todas las cosas.

La separación de la vida y el entendimiento llamado imperfección aparecen sólo cuando algo es visto como superior a otra cosa. Sin embargo, en la a realidad de la vida, ninguna cosa es más o menos que ninguna otra. Todas las cosas simplemente existen en una igualdad del Ser. Por lo tanto, todas las cosas están en un estado de perfección o, más apropiadamente, en un estado de Ser. Son sólo las actitudes, los pensamientos colectivos, los que hacen que lgo sea menos que la perfección del Ser que realmente es.

Ahora, tu mayor separación ocurrió cuando entraste en el cuerpo del hombre. Hasta ese punto, aunque ya habías empezado a separarte de todas las cosas, aún eras consciente de tu divinidad y de la inmortalidad de tu ser. Pero cuando descendiste a un cuerpo y empezaste a experimentar las realidades de la masa celular, te quedaste atrapado en las funciones de la masa llamadas hambre, frío y supervivencia, la lucha para mantener aquello en lo que te habías convertido. Ahora te habías entrelazado con la materia celular, que al crearse fue programada para permitir la supervivencia de la masa. El matrimonio entre un gran ser inmortal y un mecanismo de masa, orientado hacia la supervivencia de su propia estructura, alteró inmensamente el estado de ser de tu ego. Fue entonces cuando nació «el árbol del conocimiento», el ego alterado. Y fue la experiencia de las emociones del miedo, la competitividad y los celos sobre este plano, grabadas en tu alma y programadas en la estructura celular de tu cuerpo, lo que intensificó aún más tu ego alterado, que a su vez alteró más el conocimiento de que eras divino, inmortal y uno con toda la vida.

Estudiante: Aún no comprendo por qué los dioses, que siempre habían sabido que eran eternos, acabaron creyendo que morirían. ¿Cómo llegaron a aceptar la idea de la muerte en primer lugar?

Ramtha: Ellos aceptaron y entendieron los procesos de cambio —lo que tú llamas muerte— a partir de las mismas cosas que habían creado. Muchos de los seres que se crearon aquí fueron diseñados para alimentarse unos de otros, pues la sustancia que cada creación requería para sustentarse debía ser de la misma sustancia  que ella misma. Es lo que tú llamas una cadena alimenticia. Así que la flora se convirtió en alimento para los animales que los dioses habían creado. Y cuando los animales se comieron las plantas, los dioses que las crearon vieron, con horror, que sus creaciones habían desaparecido ante sus ojos y se habían transmutado en otra energía. Estos animales, entonces, serían alimento de otros animales creados por otro dios para que fueran más fuertes que los primeros, y así sucesivamente. Fue la manera que eligieron los dioses para competir unos con otros. Era de lo más humillante que tu creación fuera comida y digerida por la creación de otro  dios.

Y la muerte se entendió mucho más, maestro, mediante el proceso de diseñar y evolucionar el cuerpo del hombre. Para poder perfeccionar la criatura llamada hombre, los dioses se convirtieron en parte de él, tal como lo habían hecho con todo aquello que habían creado aquí. Como las primeras versiones del hombre no fueron criaturas muy ágiles, los animales hacían presa de ellas continuamente, y lo encontraban un manjar. Así que debido a esto los dioses experimentaron y entendieron la acción llamada muerte. Ese entendimiento les facilitó mejorar sus cuerpos para hacerlos más resistentes frente a la muerte a manos de sus propias creaciones, los animales de naturaleza carnívora.

Ahora, el romance entre el hombre y un Dios fuera de su ser empezó cuando los dioses se enamoraron de este plano, con su deseo de experimentar e interactuar con todas las cosas que habían creado aquí. Los dioses habían sido las plantas. Habían sido los animales, los insectos. Lo habían sido todo. Pero poseer una forma que tuviera dominio sobre todas las cosas, eso era su amor más grande y su máxima creación.

Cuando los dioses finalmente se transformaron en hombre y mujer —y enfocaron toda su atención en esquivar y escapar de sus creaciones— se convirtieron en un estado alterado de vida. Lo irónico fue que aunque lograban huir de los animales que los acechaban, no podían escapar de las actitudes de supervivencia que empezaban a absorber su conciencia. Fueron sus actitudes de supervivencia y el miedo a la muerte, lo que a la larga destruyó sus cuerpos, pues lo que uno teme, en eso se convertirá.

Sabes, de todo cuanto los dioses crearon, nada es tan devastador como la creación llamada miedo, pues bajo su sombra nada puede expresar la vida. Ahora, cuando los dioses, como hombre, experimentaron la muerte, su única realidad y su único deseo fue continuar experimentando este paraíso de materia y seguir creando en este reino por satisfacción, ya que sus egos eran formidables. Por lo tanto, los dioses regresaban ansiosos para ser mejores y mejores, para conciliar la inferioridad que habían percibido en sí mismos y para expresar superioridad  en su creatividad aquí. A través de la actitud y el deseo de llegar a ser mejores, se identificaron tanto con la materia de este plano que olvidaron que eran divinos e inmortales y se convirtieron en objetos mortales. Pero, por desgracia, el entendimiento de que eran uno con toda la vida empezó a perderse en los principios de la creación —incluso antes de que los dioses tuvieran un romance con este plano— gracias a la competencia y los pensamientos de superioridad.

Te digo esto, maestro: tu unidad está, verdaderamente, a un solo instante de distancia, a un suspiro. Cuando tú, en las profundidades de tu ser, ya no quieras estar separado de ninguna cosa, nunca más lo estarás. Es simplemente tu actitud, tu pensamiento limitado, tu identidad alterada, lo que te ha separado de la totalidad del pensamiento. Cuando vuelvas a la totalidad del pensamiento por medio de despojarte de todo juicio en contra de tu pensamiento, ya nunca más estarás perdido o separado. Entonces serás una luz para muchos otros que encontrarán su camino de vuelta hacia una alineación con el Padre.

Los seres humanos también están dotados de instintos primarios, que han sido transmitidos genéticamente a través de su semilla. Los instintos de supervivencia del hombre están inmersos dentro de las estructuras celulares del cuerpo para que pueda protegerse a sí mismo.Por eso ser hombre implica vivir en manada, ser miedoso, indeciso y muy precavido. Esto es una gran verdad.

Ahora es el momento, si tú quieres, de que el espíritu de tu ser tome posesión de tu cuerpo y lo proteja, a través del entendimiento del pensamiento ilimitado.

Lo que tienes que hacer ahora es llegar a ser tú, el Dios que tú eres. constante, seguro, soberano, Yo Soy. Y la única ilusión que debes dominar, es la de que tú no tienes la capacidad de convertirte en eso. ¿Y cómo te deshaces de esa ilusión? Simplemente eliminándola de tus procesos de pensamiento. Cualquier cosa que hagas en pensamiento y en sentimiento, es realidad, aunque nunca llegue a manifestarse en la realidad de esta dimensión. En el momento en que hayas abrazado el pensamiento de que tú eres Dios, el principio Yo Soy, te habrás convertido en ello.

Cuando la herencia instintiva que te ha protegido a lo largo de todos los tiempos se enfrente al conocimiento de que eres, de hecho, inmortal en vez de mortal, de que eres Dios ilimitado y no hombre limitado, tu alma transmitirá este pensamiento ilimitado a la masa celular de tu cuerpo, y la masa celular se sentirá jubilosa. Entonces tu cuerpo se adaptará felizmente a los pensamientos ilimitados del gran Dios que lo ocupa. Y al igual que tu cuerpo ha contado con la incertidumbre y la precaución para su existencia instintiva, tendrá ahora a Dios ilimitado dentro de sus células, de forma que la materia del cuerpo pueda unificarse y alinearse con la totalidad de Yo Soy Dios.

REENCARNACIÓN

La reencarnación es una verdad, ciertamente. Es simplemente abandonar un cuerpo —pues la actitud le permitió morir— y tomar otro, ya sea aquí o en cualquier otro lugar sobre el plano de materia.

¿Por qué todos vuelven aquí? Porque ellos quieren. ¿Tú crees que se te fuerza a volver aquí —que se te expulsa de cualquier plano en donde estés y se te devuelve a un cuerpo— sólo para tener que atravesar con dificultad el canal del nacimiento y depender completamente de los egos a tu alrededor. Ningún edicto te envió aquí, maestro. Pues no hay nadie que pueda obligarte a hacer algo en contra de tu voluntad. Tú eres el único que decidió volver aquí.

La única razón por la que estás aquí es porque así lo deseas, porque dentro de tu ser tienes una necesidad  que satisfacer aquí. Y la necesidad es expresar alegría, tristeza, pena, furia o dolor, o cualquier otra cosa que desees experimentar en este plano de ilusión, hasta que te satures de todo ello. Entonces, cuando te canses o te aburras, puedes cambiar tu actitud y experimentar alguna otra emoción. Así de simple es.

Ahora, si tú no quieres volver aquí, no lo hagas. No tienes que hacerlo, jamás. Yo nunca volví, pues ascendí con el viento llevándome conmigo todo lo que era. Al hacer eso, me convertí en una entidad libre. ¡Una entidad libre! Porque trascendí todas las cosas que había hecho en mi vida aquí. Me perdoné a mí mismo y abracé esta vida, y me entregué al asunto de ser Dios. Y si un bárbaro ignorante y miserable pudo hacerlo, maestro, ciertamente tú también puedes.

La manera de terminar la vida de uno aquí es viviéndola, amándola, y convirtiéndose en una parte de las cosas simples. Deshaciéndose de ideales que intimiden, limiten y restrinjan la libertad de la vida. Viviendo la libertad de uno mismo, amándose a sí mismo y dejando de compararse con los demás.

Cuando dejas de vivir para las imágenes de la sociedad, y a cambio vives para tu propio ideal, tu propia  verdad, cualquiera que ésta sea dentro de tu ser, y amas tu eterno ser, entonces llegas a ser uno con las flores y los peces, con toda la vida. Entonces puedes decir: «He terminado esta experiencia. He amado toda la vida que hay aquí, y por eso, estoy listo para una nueva aventura. Estoy listo para un reino muy lejano y un nuevo entendimiento, un modo de ser totalmente diferente». Cuando hayas hecho estas cosas, maestro, abandonarás este lugar en un resplandor de gloria. Así es como yo me fui.

Estudiante: Ciertamente tiene que haber un momento en el que nos demos cuenta de por qué seguimos volviendo.

Ramtha: Lo hay. Se llama felicidad. Y ese punto se obtiene cuando no prefieres ser nadie más, sino tú  mismo. Y no deseas estar en ningún otro lugar, sino justo donde estás. Ese es el momento de la realización.

Ahora, te diré esto para que lo entiendas: todos vosotros habéis vivido muchas vidas. Y esas vidas han sido ilustres y románticas, miserables y barbáricas, famosas e infames. Pero todo cuanto fuiste en tu pasado no es tan grandioso como lo que eres ahora. En este ahora, tú eres más de lo que hayas sido jamás, maestro. Pues eres el conocimiento y experiencia acumulados de todas las vidas que has vivido. El ahora, maestro, es el propósito de todo lo  que fue.

Aprende a vivir en el ahora, maestro. Sé grande en esta vida y experiméntate a ti. Cabalga en el viento. Envía un pensamiento navegando hasta la luna. Deja que un espléndido pensamiento se pose sobre el sol, para que éste sepa quién eres. Siéntate sobre una estrella. Hablale al agua. Todo eso eres tú; todo eso es Dios; todo eso  es vida.

LA CIENCIA DEL CONOCIMIENTO

«Tú tienes la capacidad de conocer todo lo que hay por conocer. Tu cerebro se diseñó para eso, para que un dios que habitara un plano físico en un cuerpo físico pudiera experimentar y comprender cualquier dimensión de Dios que deseara, a través de formas tridimensionales.» Ramtha

Hay muchos sobre tu bendito plano que están luchando arduamente para estar —y así es en verdad— iluminados, algo realmente valioso. Sin embargo, hay muy pocos que entienden verdaderamente lo que el término significa.

Estar iluminado simplemente significa estar «en luz de», tener cocimiento de.

Tener conocimiento disponible para poder aplicarlo de cualquier modo que elijas.

¿Cómo se llega a la iluminación? No por medio de la unción. La única manera de llegar a la iluminación es permitiendo que el pensamiento entre en tus propios procesos de pensamiento, abrazándolo hasta la emoción y experimentándolo hasta la sabiduría.

Conocimiento / Luz

¿Por qué es importante el conocimiento? Es tu mayor tesoro. Pues cuando has sido despojado de todo lo demás, lo único que permanece y que nunca te será arrebatado es el conocimiento que te da la capacidad para crear otra vez. Cuando tienes el conocimiento, tienes libertad, tienes opciones; puedes construir reinos ilimitados. Cuando tienes el conocimiento, no hay nada que temer; pues entonces no hay cosa, elemento, principio o entendimiento que pueda amenazarte, esclavizarte o intimidarte. Cuando al miedo se le da conocimiento, eso se llama iluminación.

El conocimiento permite a tu mente razonar y contemplar por encima de lo que tú ya sabes. Te permite profundizar más en la sabiduría de todo lo que existe, y crecer en tu capacidad de recibir incluso mayor conocimiento. El conocimiento te urge a expandirte, a buscar una identidad en continua ampliación, a transformarte. Así, te saca de las fronteras de una vida limitada, llevándote hasta una extensión más ilimitada. A través del conocimiento y la aventura hacia el aprendizaje, aumenta tu simplicidad.

Y en esa simplicidad encontrarás la paz en el ser y la alegría de la vida.

Ahora, me gustaría darte un entendimiento sobre la ciencia del conocimiento: cómo es que tienes la capacidad de conocer todas las cosas. ¿Por qué es esto importante? Porque cualquier cosa que conozcas, en ello te convertirás. Y cuando aprendas a conocer todas las cosas que existen, te convertirás en todo lo que es —que es Dios— completamente: saber interior ilimitado, vida ilimitada, la totalidad del pensamiento. Y en ello eres, una vez más, la libertad ilimitada y la alegría de ser.

Para entender cómo puedes llegar a conocer todo lo que es, primero debes entender que no sólo todo existe  a partir del pensamiento, que es la mente de Dios, sino que cada cosa emana el pensamiento de su ser de vuelta a la mente de Dios.

Todas las cosas tienen un campo de luz que las rodea. No existe nada que no esté rodeado por una corona de luz, pues eso sostiene la imagen del pensamiento y crea el ideal hasta darle la forma llamada materia. A través de ese campo de luz, cada cosa emana el pensamiento de su ser de regreso a lo que se llama «flujo de conciencia»  o el río de pensamiento, que es la mente de Dios.

Mira la alfombra, la planta, la luz, el cuero de tus zapatos. Mira tus manos, o a otra entidad. ¿Qué tienen estas cosas en común? Todas ellas existen. Y por la virtud de su existencia, cada una emana desde su ser no sólo el pensamiento de éste, sino también su conciencia de cuanto hay a su a alrededor; es lo que se llama «percepción colectiva». Al mismo tiempo que la alfombra es consciente de los colores que hay en ella o de quién se sienta sobre ella, o una planta es consciente de la habitación donde está, esa consciencia se emite a través de la luz de su ser hacia el flujo de conciencia. Y a cada momento esa conciencia cambiará, pues Dios, el río de pensamiento en el que existen todas las cosas, está en continua expansión y movimiento.

Cada sistema estelar, cada partícula de polvo, cada entidad, visible e invisible de éste y de todos los demás universos, emana el pensamiento de su ser hacia la mente de Dios, pues de ahí es de donde procede. Todo  vuelve al pensamiento. Así es como se saben todas las cosas.

¿Cómo tienes la capacidad de saber todo lo que hay por saber?

El aura

Tu cuerpo físico está rodeado por un maravilloso campo de luz llamado aura o campo áurico. El aura es el campo luminoso que rodea y mantiene unida la materia de tu cuerpo. Hay campos electromagnéticos mucho más grandes aún que rodean tu cuerpo, pues el aura se extiende desde la densidad de la electricidad —la aureola azul que rodea tu cuerpo— hasta lo infinito del pensamiento.

El aura es el espíritu de tu ser. El espíritu de tu ser —al cual yo llamo el Dios de tu ser— está conectado directamente a la mente de Dios, el flujo de conciencia donde se saben todas las cosas.

Una parte del aura es un poderoso campo electromagnético de electrum positivo y negativo. Más allá del campo electromagnético no hay divisiones en el electrum, sino una esfera de luz indivisible que es energía pura. La esfera de luz permite a todo el pensamiento del río de conocimiento fluir a través de este inmenso y poderoso campo.

Los pensamientos que tú llegarás a saber están determinados por tus procesos de pensamiento, pues la porción electromagnética de tu aura atrae el pensamiento hacia ti de acuerdo con tu manera de pensar.

Tu espíritu es como una criba en el banco del río de pensamiento, siempre cambiante y en movimiento. A través de esa luz recibes la mente de Dios, el flujo de pensamiento en donde está todo el conocimiento. De este modo, tienes la capacidad de conocer todo lo que hay por conocer, pues estás en el flujo continuo de toda la conciencia, el río de todo el conocimiento.

La conciencia es como un río, y la totalidad de tu Yo —incluyendo cada celula de tu cuerpo— se alimenta continuamente de él, pues el pensamiento sustenta y da crédito a tu vida. Vives del pensamiento que proviene del flujo de conciencia. Así como tu cuerpo vive del flujo de sangre que lleva las sustancias alimenticias a cada célula, la totalidad de tu Yo se sustenta de la sustancia de pensamiento que emana del flujo de conciencia.

Tú creas cada momento de tu existencia con el pensamiento que proviene del flujo de conciencia. Estás continuamente tomando pensamiento del río de pensamiento, sintiéndolo en tu alma, alimentando y extendiendo  la totalidad de tu ser a través de esa emoción, y devolviendo tu Yo ampliado al río, lo que expande la conciencia de toda la vida. Puede que contemples un pensamiento de creatividad este día, y al hacerlo, el pensamiento se siente, se graba en tu alma como una frecuencia eléctrica; y esa misma frecuencia abandona tu cuerpo y se va a la conciencia para que alguien más la recoja y cree a partir de ella. Todos tienen acceso a lo que tú piensas y sientes. Ellos se alimentan de tus pensamientos y tú de los de ellos.

La conciencia está constituida por todos los pensamientos que emanan de todas las entidades y de todas las cosas. Los pensamientos que forman la conciencia son de diferentes frecuencias eléctricas. Algunos son pensamientos de frecuencia muy baja o lenta, aquellos que predominan aquí en la conciencia social. Otros son pensamientos de frecuencia más alta: los pensamientos más ilimitados de la superconciencia. La conciencia es la suma de todos los diferentes valores de frecuencia de pensamiento, con cada valor de pensamiento atrayendo valores semejantes desde todas partes.

La conciencia social es una densidad de frecuencias eléctricas de pensamiento y, sin embargo, es más ligera que el aire. La densidad de la conciencia social se constituye de pensamiento expresado, pensamiento que ha sido expresado a través de la emoción por cada entidad; esto es, está compuesta de pensamiento cristalizado, pensamiento que cada entidad ha tomado, sentido en su alma, y distribuido a través de su campo áurico de vuelta al río de pensamiento para que todos los demás se alimenten de él.

Los pensamientos que alimentan tu plano son limitados, son los pensamientos de baja frecuencia de la conciencia social. Estos pensamientos son muy restrictivos, muy arbitrarios y muy severos, porque tu vida está gobernada por actitudes relacionadas con la supervivencia y el miedo a la muerte, ya se trate de la muerte del cuerpo o del ego. Por lo tanto, tu conciencia esta ocupada por los pensamientos de alimento, refugio, trabajo, oro; los juicios sobre lo propio e impropio, lo bueno o lo malo; la moda, la belleza, la aceptación, la comparación, la edad, la enfermedad y la muerte. Estos pensamientos de baja frecuencia pasan fácilmente a través de tu campo áurico porque son los que predominan en el modo de pensar de aquellos que te rodean. Así, estás continuamente siendo alimentado por pensamientos limitados de una conciencia muy estancada y restrictiva. Y al mismo tiempo que permites que estos pensamientos te alimenten, envías su sentimiento de regreso, regenerando y perpetuando el pensamiento limitado del hombre.

La conciencia en vuestras grandes ciudades es particularmente limitada, porque la mayoría de los que habitan en ellas son muy competitivos, el tiempo y la moda tienen mucha importancia para ellos, y son muy temerosos e incapaces de aceptarse unos a otros. Por eso, todas vuestras grandes ciudades están envueltas por una espesa densidad de conciencia (pensamientos de baja frecuencia).

Los pensamientos de alta frecuencia de la superconciencia son aquellos del Ser, la vida, la armonía, la unidad, la continuidad. Son los pensamientos del amor. Son los pensamientos de la alegría.

Los pensamientos de alta frecuencia pueden experimentarse más fácilmente en la conciencia de la naturaleza, lejos del pensamiento estancado del hombre, porque allí la vida es simple, siempre continua, sin la existencia de tiempo y en completa armonía consigo misma. Allí, lejos del juicio del hombre, puedes oír el latir de tu propia sabiduría interior.

¿De qué manera eres capaz de tomar el pensamiento del flujo de conciencia?

La porción electromagnética de tu aura atrae el pensamiento hacia ti de acuerdo con tus procesos de pensamiento y tu estado de ser emocional. Para que el pensamiento te pueda alimentar —para que lo sientas y lo realices dentro de tu ser— primero debe  ser reducido hasta una forma de luz. Una vez el pensamiento se encuentra con el espíritu de tu ser, la luz que rodea tu cuerpo explota en un estallido de luz. Esto es, el pensamiento se enciende una vez se encuentra con la luz. La luz reduce la sustancia del pensamiento; de esta forma, la luz ha atraído hacia sí lo que se le asemeja. El pensamiento, que es invisible, se vuelve visible a través de una explosión de luz. El pensamiento en forma de luz, entra en tu cerebro y se transmuta en una propulsión de luz eléctrica de una determinada frecuencia, de acuerdo con el valor del pensamiento que está siendo recibido.

En el momento en que te vuelves consciente de cualquier cosa, estás recibiendo su pensamiento. Y en el momento en que recibes el pensamiento, el cerebro recibe la luz de ese pensamiento. Hay entidades que ocasionalmente perciben destellos luminosos, normalmente en la periferia de sus ojos.

Lo que ellos perciben, en la mayoría de los casos, es cómo su espíritu acepta el pensamiento. El momento en el que ven esta brillante manifestación de luz ante ellos, es el instante en que el pensamiento ha penetrado en su campo áurico y se ha expuesto a sí mismo dentro del cerebro. Si cierras los ojos y ves un movimiento de colores o una expansión de diseños, estás percibiendo el aspecto del pensamiento cuando entra en tu cerebro.

Tu cerebro es un gran receptor de frecuencias eléctricas de pensamiento; sus diferentes partes fueron diseñadas para recibir, almacenar, y amplificar las diferentes frecuencias de pensamiento. Las distintas secciones tienen diversos potenciales para almacenar y electrificar el pensamiento de acuerdo con la densidad del agua en sus paredes celulares. Algunas secciones tienen la capacidad de albergar y amplificar sólo las frecuencias de pensamiento más altas; otras albergan y amplifican sólo las frecuencias de pensamiento más bajas.

Tu cerebro no crea el pensamiento, contrariamente a la creencia popular.

Simplemente permite que el pensamiento que emana del flujo de conciencia entre en él. Es un órgano diseñado por los dioses específicamente con el propósito de recibir y almacenar el pensamiento que llega a través del espíritu de tu ser, transformarlo en corriente eléctrica, amplificarlo, y enviarlo a través del sistema nervioso central a cada parte de tu cuerpo para que pueda manifestarse en forma de entendimiento.

En vuestra tecnología, existe lo que se llama receptores de radio, con dispositivos indicadores que determinan el volumen del sonido y el megahercio o nivel de frecuencia que se recibe. Bueno, el cerebro es también un receptor con indicadores, y puede recibir una frecuencia dada sólo si la parte de tu cerebro designada para albergar dicha frecuencia ha sido activada.

glandula pituitaria (séptimo sello)

La capacidad que posee tu cerebro para recibir diferentes frecuencias de pensamiento, está controlada por un poderoso dispositivo llamado la glandula pituitaria, que se aloja entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro.

La pituitaria, que también se llama el séptimo sello, gobierna tu cerebro.

Es responsable de activar las distintas partes de tu cerebro para recibir y almacenar las diferentes frecuencias de pensamiento. Es la puerta que abre tu capacidad para contemplar y razonar con el pensamiento, realizarlo a través de tu cuerpo, y manifestarlo como experiencia para un mayor entendimiento.

La pituitaria es una glándula diminuta, pero maravillosa, que muchos llaman el «tercer ojo», aunque nadie tiene un tercer ojo, pues no hay sitio para él en tu cabeza. La pituitaria ni siquiera parece un ojo; parece más bien una pera con una pequeña boca en su punto más estrecho, en forma similar a un pétalo. Tu cerebro está gobernado y controlado por las funciones de esta poderosa glándula a través de un complejo sistema de flujos hormonales. La pituitaria, que es una glándula endocrina o de secreción interna, segrega una hormona que fluye por el cerebro hasta la boca de la pineal, que es otra glándula endocrina situada cerca de la pituitaria, en la base del cerebelo inferior y encima de la columna vertebral.

La pineal, o sexto sello, es responsable de amplificar las frecuencias de pensamiento para que puedan ser enviadas a través de todo el cuerpo.

El flujo de hormonas que va de la pituitaria a la pineal es lo que activa las partes de tu cerebro para recibir y albergar las distintas frecuencias de pensamiento.

Las funciones del cuerpo se mantienen en armonía mediante el flujo de hormonas que proviene de las glándulas endocrinas y se introduce en el riego sanguíneo. La pineal es responsable de mantener esta armonía. Su flujo de hormonas activa todas las demás glándulas para que segreguen sus hormonas en armonía unas con otras, y crear así lo que se llama el «equilibrio hormonal». El nivel de este equilibrio está determinado por las frecuencias de pensamiento colectivo que recibe el sistema pineal. Cuanto más altas sean las frecuencias de pensamiento, mayor será el flujo de hormonas a través del cuerpo. También, cuanto más grandes las frecuencias, más activará la pineal a la pituitaria para segregar su flujo de hormonas, lo que activa al cerebro para recibir frecuencias de pensamiento incluso más elevadas.

¿Cómo se cristaliza dentro de tu ser el pensamiento que viene del flujo de conciencia?

Cuando el pensamiento pasa por tu aura, ésta no lo define, o sea, no juzga o altera dicho pensamiento: deja que llegue ilimitado. Cuando los propulsores del pensamiento llegan al cerebro, viajan primero hasta el hemisferio superior izquierdo, donde residen las funciones del intelecto o razonamiento y se expresa el ego alterado.

Ahora, ¿qué es el ego alterado?

Es el entendimiento obtenido gracias a la experiencia humana que está almacenado en el alma y que se articula a través de las secciones encargadas del razonamiento en el cerebro.  Son las actitudes colectivas del Dios-hombre viviendo meramente como una criatura de supervivencia, en la sombra de la conciencia social. Y esa visión colectiva rechazará cualquier frecuencia de pensamiento que no encaje dentro de su seguridad, que no ayude a asegurar la supervivencia de la entidad. El ego alterado es la negativa a permitir que todos los pensamientos sean recibidos y contemplados para una mayor realización dentro del cuerpo.

Cada frecuencia de pensamiento que el ego alterado permite entrar en el cerebro, se transforma en corriente eléctrica y se envía a aquella porción del cerebro que ha sido activada por la pituitaria para albergar dicha frecuencia. Esta porción del cerebro, entonces, amplifica la corriente y la envía al sistema pineal.

El sistema pineal gobierna tu sistema nervioso central.

Recoge cada frecuencia de pensamiento que se le ha dado, la amplifica y la impulsa a través del sistema nervioso central, el cual recorre la columna vertebral como si fuera una autopista de pensamiento eléctrico. La corriente eléctrica que procede del sistema pineal fluye a través del líquido del sistema nervioso central —que es agua— bajando por la columna, y luego por cada nervio hasta cada una de las células de tu cuerpo.

Ahora, a través del suministro de sangre, cada célula se alimenta de un gas derivado de la acción de las enzimas en la ingestión del alimento. Cuando la corriente eléctrica del pensamiento entra en las estructuras celulares, lo hace como una chispa de luz. La chispa enciende la célula, causando que el gas se expanda, lo que permite que la célula se duplique a sí misma en lo que se llama el proceso de clonación; le permite crear otra célula para regenerarse a sí misma. De este modo, la totalidad del cuerpo se alimenta mediante ese solo pensamiento. Así es como se consolida la vida dentro de las estructuras moleculares del cuerpo, gracias a los efectos de todos los pensamientos que te permites recibir en cada momento de tu existencia.

Como el pensamiento alimenta continuamente a cada célula, todo el cuerpo responde a su impulso eléctrico, la totalidad de tu cuerpo. Es así como el efecto del pensamiento, experimentado a través de cada célula, crea un sentimiento, una sensación, una emoción, o lo que se llama una «sacudída» dentro del cuerpo. Ese sentimiento es entonces enviado a tu alma donde queda grabado.

Tu alma es como una magnífica grabadora, una computadora imparcial que registra, muy científicamente cada emoción sentida dentro de tu cuerpo

Cuando te sientes emocional, estás sintiendo un pensamiento que ha bombardeado la estructura luminosa de tu ser, ha sido aceptado a través de su cerebro, y fue enviado a través del sistema nervioso central para producir una sensación en cada célula de tu cuerpo. El alma entonces graba esa sensación en forma de emoción para usarla como referencia, lo que se llama memoria.

Es la emoción la que crea la imagen visual

La memoria no tiene tamaño, es una esencia. No es un recuento visual, es más bien un recuento emocional.  El alma no graba figuras o palabras en su memoria; graba las emociones de dichas imágenes y palabras.

El alma toma la emoción creada por el pensamiento que ha sido sentido por todo del cuerpo y busca en sus bancos de memoria una semejanza, algo que las secciones encargadas del razonamiento en el cerebro —lo que llamas intelecto— puedan identificar y así seleccionar una palabra con la cual describir este sentimiento.

Por lo tanto, cuando se siente el sentimiento que procede del pensamiento, el alma lo graba y busca en sus bancos de memoria sentimientos similares correspondientes a pensamientos experimentados anteriormente. Entonces envía esa información de vuelta al cerebro para indicar que el pensamiento se ha cristalizado, entendido en su totalidad a través del cuerpo.

El pensamiento no se manifiesta simplemente a través del cerebro; se manifiesta en la totalidad de tu cuerpo.

La porción encargada del razonamiento en el cerebro te permite entonces formular una palabra para describir el sentimiento.

¿Cómo se conoce y cristaliza el pensamiento? Por medio de la emoción.

El conocimiento es totalmente un sentimiento.

El pensamiento de cualquier cosa no puede conocerse hasta que primero se lo siente; entonces tiene una identidad. Conocer un pensamiento es aceptarlo en tu cerebro y después permitirte sentirlo, experimentarlo a través de tu cuerpo. El conocimiento no es la prueba de ninguna cosa; es la certeza emocional de ella. Una vez tienes el sentimiento dentro de ti, entonces puedes decir: «Lo siento. Lo sé».

Saber algo no es entenderlo a través de la retórica intelectual que está rodeada de palabras sofisticadas que no significan nada. El saber de la flor se alcanza en el ser interior a través de los sentimientos. Tú siempre puedes saber lo que algo está pensando por la frecuencia que emite, llamada emoción. Si quieres saber alguna cosa, todo lo que  tienes que hacer es sentirla; y siempre estarás absolutamente correcto.

¿Cómo crea el pensamiento las experiencias de tu vida?

La pineal es el sello del conocimiento transformado en manifestación.

Cualquier conocimiento que te permitas recibir se convertirá en una realidad, primero en tu cuerpo, pues la pineal es responsable de enviar ese pensamiento en forma de corriente eléctrica por todo el cuerpo, para que sea registrado como emoción. Cuanto más ilimitado sea el pensamiento, más veloz y mayor será la frecuencia enviada a través de tu cuerpo; del mismo modo, mayor será el «subidón*» o la «sacudida» experimentada en el cuerpo. Ese sentimiento quedará entonces grabado y almacenado en tu alma como una frecuencia determinada.

*subidon: En el original en inglés «high» (elevado),palabra que se usa generalmente para referirse el estado de euforia que se alcanza por efecto de la droga.

El sentimiento de cada pensamiento, grabado en tu alma, pasa entonces a tu aura como una expectativa; y esa expectativa activa la porción electromagnética de tu campo de luz, para atraer hacia ti —como un imán— lo que se asemeja a cualquiera que sea el conjunto de actitudes de tu forma de pensar. Atraerá hacia ti situaciones, cosas, objetos o entidades que crearán los mismos sentimientos experimentados en tu cuerpo a raíz de todos tus pensamientos. ¿Por qué? Para que puedas experimentar tus pensamientos a través de una realidad tridimensional, adquiriendo así el premio de la experiencia llamado sabiduría.

¿Cómo se manifiestan tus deseos?

Un deseo no es más que el pensamiento de satisfacción percibido a través de un objeto, una entidad o un experiencia.

Cualquier pensamiento de satisfacción que te permitas sentir abandona tu cuerpo a través de tu campo electromagnético, y llega hasta el flujo de conciencia para atraer hacia ti cualquier cosa que produzca el mismo sentimiento a partir del deseo que experimentó tu cuerpo. Mientras más completa e intensamente sientas ese deseo dentro de tu cuerpo, más completa será su satisfacción. Y cuanto más sepas con absoluta certeza que tu deseo va a ser satisfecho, más rápida será su manifestación; pues el conocimiento absoluto es un pensamiento de alta frecuencia que acrecienta la expectativa enviada a través del campo áurico, amplificando así tu poder para manifestar tus deseos.

Es una ciencia muy simple. Recuerda: el pensamiento existe; luego se ve la luz, y ésta se reduce a impulsos eléctricos. Los impulsos eléctricos son a su vez reducidos y reducidos hasta convertirse en masa y a través de la masa se reducen para representar el ideal del pensamiento. La misma verdad opera en el cuerpo. Es  pensamiento, luz, unidad receptora. A partir de la unidad receptora, toma el electrum y lo transmite a la masa para que ésta pueda comprenderlo a través del sentimiento. Para manifestar tus deseos, todo lo que tienes que hacer es sentir cualquier cosa que desees, y el sentimiento regresa al Padre para satisfacer tus deseos. Eso es todo. ¿Demasiado simple? ¿Lo quieres más complicado?

Tú tienes la capacidad de saber todo lo que hay por saber. Tu cerebro se diseñó para eso, para que un dios que habitara un plano físico en un cuerpo físico pudiera experimentar y comprender cualquier dimensión de Dios que deseara a través de formas tridimensionales. Cualquier pensamiento que te permitas conocer a través de tu maravilloso receptor, se convertirá en una realidad experimentada, primero dentro del cuerpo, y después a través de las condiciones de tu vida. Y cualquier cosa que desees, tú tienes la capacidad —a través del conocimiento— de manifestarla en tu vida en un abrir y cerrar de ojos.

LA MENTE CERRADA

Aunque tu cerebro fue diseñado para recibir cada frecuencia de pensamiento de la mente de Dios, de la totalidad del conocimiento, se activará para recibir sólo aquellas frecuencias que tú le permitas recibir. Y de todos los pensamientos maravillosos que bombardean al Dios que te mantiene unido, el único conocimiento que la mayoría permite recibir son los pensamientos de baja frecuencia de la conciencia social, los cuales son muy limitados y enclaustrados, como tú has podido experimentar bien. Y cuando vives de acuerdo con la conciencia social, y razonas sólo con las frecuencias que dominan en su pensamiento limitado, las únicas partes de tu  cerebro que se activan son los niveles superiores izquierdo y derecho del cerebro, y algunas porciones del cerebelo inferior, que está situado sobre la columna vertebral. La mayor parte de tu cerebro permanece dormida; no hace nada. Esto es debido a que rehusas admitir cualquier pensamiento que no concuerde con el pensamiento limitado de tu familia, tus amigos, la sociedad o el dogma. No lo dejas entrar. O sea: sólo te permites contemplar y razonar aquellos pensamientos que serán aceptados por los demás.

Vosotros tenéis un término llamado «mente cerrada». Bueno, esa es la descripción exacta. Cuando rehusas aventurarte en pensamientos que sobrepasen las fronteras de la conciencia social, hay porciones de tu cerebro que quedan literalmente cerradas a las frecuencias de pensamiento más altas. Esto se debe a que tu glándula pituitaria ha sido activada para abrir su boca sólo un poquito, y por lo tanto, ha puesto en uso sólo aquellas partes de tu cerebro que reciben las frecuencias bajas de la conciencia social.

Yo te digo: cualquier cosa a la cual se le permita ser pensada, existe, y todo aquello que te permitas pensar lo experimentarás, ya que tu campo electromágnetico lo atraerá hasta ti.

La atrocidad de poseer una mente cerrada es que ello te impide conocer la alegría.

Cada vez que aceptas un pensamiento superior a los que has aceptado como patrón, ese pensamiento activa otra parte más de tu cerebro para darle un uso significativo. Cada vez que hagas esto, el pensamiento superior se ofrecerá como «portador» para extender tu razonamiento a partir de este punto. Esto activará otras porciones de  tu cerebro para más pensamiento, más recibimiento y más conocimiento. Cuando deseas experimentar la superconciencia, el pensamiento ilimitado, tu pituitaria empieza a abrirse y florece como una magnífica flor. Cuanto más se abre, mayor es el flujo de hormonas, y más se activan las partes latentes de tu cerebro para recibir las frecuencias más altas de pensamiento.

El cerebro ha sido un gran misterio que ha dejado perplejos a muchos. Algunos lo extraen para mirarlo y no pueden encontrar nada en él excepto sus fluidos, que son agua. El agua es conductora de la corriente eléctrica. Cuanto más densa es el agua, mayor es la amplificación de la corriente eléctrica que pasa a través de ella. En las porciones latentes de tu cerebro, el fluido es más denso para poder amplificar las frecuencias de pensamiento más altas hasta convertirlas en corrientes eléctricas más potentes y enviarlas a través del cuerpo a mayor velocidad. Así, cuando permites que más de tus pensamientos se alojen en las partes latentes del cerebro, tu cuerpo se activa para volverse más rápido y profundo en sus respuestas. Una vez que la totalidad de tu cerebro está en uso, puedes hacer cualquier cosa con tu cuerpo. A través de tu alma —que está grabando y manteniendo constantemente la emoción de cada pensamiento que recibes— tu cerebro, con sus impulsos hacia tu cuerpo, puede transformar tu cuerpo de cualquier manera que tus pensamientos determinen que sea.

La totalidad de tu capacidad cerebral es inmensa; sin embargo tú, debido a tu pensamiento limitado, sólo has sido capaz de usar un tercio de ella. ¿Para qué crees que es el resto? ¿Para llenar un hueco?

Aquellas partes de tu cerebro que aún no han sido activadas, tienen la capacidad, con sólo saberlo, de reconstruir cualquier parte dañada de tu cuerpo, sea lo que sea. En el momento en el que sabes que tu cuerpo puede curarse a sí mismo, ese pensamiento envía una chispa mayor, a través del sistema nervioso central, hacia la parte dañada, lo que causará que el factor de ADN dentro de cada célula se duplique y reconstruya la célula perfectamente.

Cada momento de tu existencia, estés dormido o despierto, consciente o inconsciente, estás continuamente recibiendo pensamiento de la mente de Dios. Y cualquier frecuencia de pensamiento que permitas llegar a través de este maravilloso Dios que te mantiene unido, la experimentarás para obtener el premio y la única realidad de la vida, la emoción.

¿Dónde está Dios? Sólo a un pensamiento de distancia.

¿Por qué no conoces todos aquellos magníficos pensamientos que atraviesan tu espíritu a cada momento? Porque no has querido conocerlos. Has elegido vivir en la sombra de la conciencia social, vestir, actuar y pensar como el rebaño. Tú has elegido encajar en ella, ser aceptado, para que así pudieras sobrevivir. No quisiste saber, porque contemplar los pensamientos de que eres soberano, de que eres Dios, de que vivirás para siempre, y de que lo sabes todo, significaría ir en contra de tu familia, tus amigos, tu religión y tu país. Entonces, entregaste tu poder. Entregaste tu soberanía. Olvidaste tu identidad. Cerraste tu cerebro. La razón por la que estoy aquí es para enseñarte cómo abrirlo de nuevo.

¿Qué es aquello que te impide conocer y convertirte en la totalidad de Dios? El ego alterado. Porque el ego alterado amputa a Dios al rehusar aceptar todas las frecuencias de pensamiento que Dios es, para así vivir a salvo y seguro. sin ser dañado. Por esto el ego alterado es, en verdad, lo que se llama anticristo»

El anticristo es el ego alterado, y su reino es la conciencia social. Es aquello que no permite el pensamiento ilimitado, y su dogma es el miedo, el juicio y la supervivencia. El Cristo es el hombre expresando plenamente el poder, la belleza, el amor y la vida ilimitada del Padre que vive dentro de él. Es el hombre dándose cuenta de que él es divino y encarnando dicho entendimiento, trascendiendo el dogma, la profecía y el miedo, pues sabe que más allá de la conciencia social yace el vigor ilimitado llamado Dios.

Entonces, el anticristo y el Cristo comparten el mismo templo, y ese templo eres tú. Todo está dentro de ti, porque el Dios que tú eres permite que exista tanto el anticristo como el Cristo. Permite la vida y la muerte.  Permite la limitación y lo ilimitado.

¿Has oído la profecía del«Armagedón»? Bueno, tú la has vivido durante toda esta vida. Armagedón es la batalla entre el entendimiento de Dios y el reconocimiento del anticristo, que es el ego alterado que no permite que los pensamientos ilimitados penetren en tu cerebro para una expresión ilimitada. Es la guerra entre la conciencia social y el saber interior ilimitado. Eso es el Armagedón, no una batalla externa, sino dentro de ti mismo: el  conflicto en tu interior entre el Cristo que surge y el ego alterado que tiene el control. Por lo tanto, la profecía se está cumpliendo, de hecho, en estos tiempos.

Yo te digo: tú tienes la capacidad de saber todas las cosas que hay por saber. Y también tienes la capacidad  de manifestar cualquier cosa que quieras. Tú posees la capacidad de vivir eternamente en tu cuerpo, si ese es tu deseo. Pero a todo esto, el ego alterado dice: «No». Y por eso, conocerás al hombre, pero Dios permanecerá siempre como un misterio.

APERTURA DE LA MENTE

¿Por qué es importante amar la totalidad de todo lo que eres? Porque cuando lo haces, inmediatamente trasciendes la conciencia social y te elevas por encima de la aceptación. Trasciendes el juicio. Vas más allá de la ilusión del tiempo. Entonces, vives sólo para la realización del Yo. Escuchas solamente a la voz interior. Sigues únicamente la senda de la alegría; y es en ese sendero donde yace el conocimiento de todo lo que es.

Cuando vives íntegramente por el amor del Yo —que es el amor de Dios— haces que Dios brille en medio de la densidad de la conciencia social. Entonces iluminas el camino de tus amados hermanos en su propio sendero de regreso al Yo, y ese es el único sendero que los llevará de vuelta a casa hasta su amado Padre.

Para poder volver a un estado ilimitado, para experimentar la alegría y la libertad de ser, debes convertirte una vez más en aquello que te mantiene unido. Y la única manera de lograrlo —ya que tu cuerpo es más bien un obstáculo— es activar totalmente el séptimo sello o glándula pituitaria, para tu cerebro pueda recibir los pensamientos ilimitados que existen más allá de la conciencia social.

Entonces, ¿cómo consigues que esta maravillosa y pequeña glándula despierte las partes dormidas de tu cerebro a través de su flujo de hormonas? Simplemente con el deseo.

La pituitaria recibe desde tu alma las órdenes de liberar el flujo de hormonas. El Dios de tu ser es la luz que abarca y rodea todo lo que eres y permite que todos los pensamientos entren en tu ser. El ser es el ego que está experimentando las realidades de la materia a través de la forma corporal, que es quien estimula el juicio y altera el Ser o la pureza del pensamiento; de ahí el término «ego alterado». Por eso, cuando hablas desde el Señor Dios de tu ser, estás alineando la totalidad de lo que eres, y eso te da el gran poder de manifestar y crear cualquier cosa que quieras.

Cuando deseas desde el Señor Dios de tu ser recibir pensamientos ilimitados, ese pensamiento de realización que sientes dentro de tu alma se manifiesta en tu cuerpo para activar la glándula pituitaria y ésta comienza a abrirse. A medida que comienza a abrirse, un flujo mayor de hormonas pasa a través de la pineal, y al hacerlo, despierta a la mente latente. Abre otra parte de tu cerebro para permitir que frecuencias mayores y más refinadas de pensamiento sean experimentadas por todo tu cuerpo.

Cuando llegan pensamientos de una frecuencia más alta, se reciben a través de la porción despierta de tu cerebro. La glándula pineal, en la parte posterior de tu cerebro, recibe la frecuencia más alta y comienza a hincharse, lo cual te produce un dolor de cabeza, o puede que te sientas un poco mareado o aturdido. Esta frecuencia se transforma entonces en una corriente eléctrica de alto poder, y es disparada a cada célula de tu cuerpo a través del sistema nervioso central. A causa de esto sentirás como un estremecimiento, o sensación de hormigueo, de que te estás elevando, porque ahora corre por tu cuerpo una energía mucho mayor de la que has sentido antes. Esa frecuencia enciende cada célula aumentando su frecuencia vibratoria. Cuanto más recibes pensamientos ilimitados, más vibra tu cuerpo. Y empiezas a tener una luminosidad, porque estás empezando a revertir el cuerpo desde la densidad de nuevo hacia la luz.

¿Cómo describes el sentimiento de los pensamientos ilimitados? No puedes

El conocimiento de un pensamiento ilimitado no tiene palabra con la que lo puedas asociar, porque estás experimentando un pensamiento nuevo, una nueva emoción.

Ests experimentando un sentimiento inmenso que te mueve hacia una forma de ser  profunda pero tranquila. El conocimiento vendrá hacia ti como puro sentimiento, sin anunciarse, sin identificarse, como emoción innombrable.

Muchos que buscan la iluminación creen que ésta vendrá en forma de palabras. Pero si lo que tú entiendes puede ser descrito por las palabras, ya lo has sentido antes. Si no se puede, y estás simplemente sintiendo, lo que tú estás sintiendo es genio, es brillantez, es en verdad, pensamiento ilimitado.

Todas las cosas que siempre has querido entender no tienen palabras; tienen emoción y visión. Y cuando llegue el conocimiento te quedarás sin habla, sólo con los sentimientos.

El arte de limitar el pensamiento es asociar palabras con ellos.

Un maestro no explica nada; sólo lo sabe. Explicarlo significaría limitarse a sí mismo. Cuando llegas al punto en que simplemente sabes, sin tener que justificar o explicar tu saber interior, entonces eres verdaderamente el señor de tu propio reino; tienes el saber absoluto.

¿Qué sucede con el sentimiento de elevación provocado por los pensamientos de una frecuencia superior? Es capturado dentro de tu alma, que lo conservará en la memoria para siempre. Tu alma permite que la memoria de los pensamientos ilimitados exista a través de la emoción, del sentimiento. De este modo, captura tu saber interior para siempre, para que aquello que te has permitido recibir pueda ser alcanzado una y otra vez.

Algo maravilloso que también sucede con ese sentimiento de elevación es que tu alma lo envía a través de tu campo áurico hacia el flujo de conciencia, el cual no sólo eleva la densidad de la conciencia, sino que atrae a tu vida una situación que producirá el mismo sentimiento. ¿Para qué? Para que ese pensamiento se entienda completamente a través de la experiencia. Cuando el pensamiento de frecuencia más alta se ha comprendido completamente, queda grabado en tu alma en forma de sabiduría. La sabiduría significa que el conocimiento se ha solidificado dentro de ti como un absoluto. La sabiduría no sólo eleva el nivel vibratorio del alma —lo que causará que tu vida se ajuste a su ser emocional más elevado— sino que también activará la pituitaria con más intensidad para permitir que el cerebro reciba y razone pensamientos de mayor y mayor frecuencia, y así sucesivamente.

A medida que la pituitaria empieza a florecer, las cosas cambian en tu vida de un modo que nunca habías creído posible. Cada cosa que piensas la sientes con gran emoción. A medida que el saber que sientes en tu interior se abre paso hacia una forma creativa, empiezas a ver que tus pensamientos se manifiestan más y más rápidamente. Tu amor, comprensión y compasión aumentan. Y muchas entidades se apartarán de tu vida porque te has elevado hasta un entendimiento diferente; sin embargo, en su lugar, llegarán otras de pensamiento semejante al tuyo.

Muy pronto, todo el sistema de la pituitaria está en pleno florecimiento y la totalidad de tu cerebro está activada. Entonces, todo aquello que la pituitaria ha guardado dentro de su cuerpo espiritual es entregado a la totalidad de  la mente, y la mente ya nunca puede regresar a un estado limitado. Una vez que la flor comienza a abrirse, nunca se cierra otra vez; permanece abierta para siempre.

Cuando tu cerebro está completamente activado, tu enfoque en la realidad vacila. Es por eso que aunque estés aquí, puedes estar también en el séptimo nivel. Cuando tu pituitaria está en pleno florecimiento, dejas de morir; dejas de envejecer. Cualquier cosa que le  digas a tu cuerpo que haga, la hará. Puedes decirle al cuerpo que acelere su frecuencia vibratoria y se elevará hacia otra dimensión. Así de poderoso es tu cerebro.

A medida que sabes más y tu cuerpo experimenta más esa frecuencia, aumentan sus vibraciones hasta que se vuelve más y más ligero. Hasta que un día, cuando has amado y abrazado la totalidad de la vida y el alma ha satisfecho todas sus experiencias aquí, ese mismo saber interior y esa misma vibración aumentarán un millón de veces y, volviendo el cuerpo invisible, se lo llevarán lejos de este lugar. Es entonces cuando trasciendes el ciclo de vida tras vida.

Eres una criatura de tres dimensiones —espíritu, alma y ego— expresándose en un plano de densidad. Y sólo podrás conocer la eternidad mediante las tres dimensiones. Hablale al Señor Dios de tu ser; él te escuchará. Cuando lo haces, es un señor, un Dios, un maestro el que habla. Cuando le digas que recuerde, recordará. Cuando le pidas que sea más grandioso, lo hará. Y cuando desees desde el Señor Dios de tu ser poseer entendimiento ilimitado, abrirá tu mente para permitir que sientas en tu cuerpo las frecuencias de pensamiento más altas, y así proporcionar el saber interior. Es lo único que tienes que hacer: ordenar que así sea, y las glándulas endocrinas obedecerán. Y cuando lleguen los sentimientos que electricen tu ser hasta un mayor entendimiento, da gracias al Dios que vive en ti por tal sencillez.

A Little Chaos Soundtrack – 15 «A Little Chaos»

¿Cómo puedes obtener un mejor entendimiento de todo lo que existe?

Tu manera de hablar y de pensar determinan cuánto te permites saber.

No digas: «Ojalá supiera más.», pues así nunca lo harás. Y no digas: «Trataré de saber más.», pues tratando nunca se consigue. Y tampoco digas: «Busco saber más.», porque buscando nunca se encuentra. Di: «Desde el Señor Dios de mi ser, yo sé ahora todo lo que hay por saber en este momento. ¡Que así sea!» Y espera la repuesta. Aunque no te des cuenta en ese momento de qué es lo que deseas saber, el decir «yo sé» abre la pues para que ocurra ese entendimiento. Eso es todo lo que tienes que decir, y  el saber llegará.

Limitas tu creatividad y tu vida diciendo que no sabes o dudando del conocimiento que te llega. La peor de la abominaciones es la frase: «No sé». Recuerda: tú eres quien dicta la ley, y lo que piensas y después pronuncies, es la ley. Si dices: «No lo sé», nunca lo sabrás. Si dices: «No puedo», nunca podrás. Si dices: «No merezco el amor de mi Padre», jamás lo recibirás. Si hablas de esta manera, significa que piensas de esta manera; y si piensas de este modo, el sentimiento producido por ese pensamiento se graba en tu alma, y tu alma manifiesta la realidad que satisface tus procesos de pensamiento.

Eres como una computadora. Cada día programas en tu conocimiento «dudas», programas «carencia» y programas, de hecho, «desconocimiento». Eres el ladrón de tu propio reino, pues tú, que conoces sólo duda y limitación, has robado tu auténtica fuerza vital a través de tu manera de pensar y de hablar.

Yo te digo: tú tienes la capacidad de saber todo lo habido y por haber. La puerta que te abre hasta ese conocimiento es simplemente decir: «Yo sé», y la realidad correspondiente pronto aparecerá.

Puede tardar momentos, o quizás días, pero llegará. Siempre lo hace, pues la palabra «saber» es absoluta, y convierte tus deseos en absolutos. Ese pensamiento de saber, sentido en tu alma, se manifiesta dentro de tu ser para abrir tu pituitaria, permitiendo que se reciban los pensamientos más elevados. «Saber» es la puerta que permite que el río de pensamiento fluya hacia ti en una corriente ilimitada.

Yo no te pido que creas en nada. Yo quiero que sepas. Estar iluminado es saber sin duda. Creencia, fe o esperanza… Todas esas cosas son conjeturas.

El saber absoluto es el creador de la totalidad de tu reino. Para poseer la habilidad del saber basta decir: «Yo sé». Nunca dudes o vaciles. Sepa, absolutamente. Cada vez que dices: «Yo sé», eso es un pensamiento de certeza que se siente en tu ser, lo que da lugar a que ocurra ese saber. El genio ocurre cuando abres la puerta del saber interior para que tomen forma creativa pensamientos más sublimes.

Si dices firmemente: «Desde el Señor Dios de mi ser, ahora sé la respuesta de eso y estoy listo para recibirla.¡Que así sea!», esto hace que tu saber interior lo resuelva. Aunque la manifestación no aparezca al momento, la puerta permanece abierta para que ello se realice en una experiencia de la cual se obtendrá sabiduría. Tu ser se ajustará rápidamente para convertirse en aquello que ahora sabes. No tienes que esforzarte para alcanzar eso. No tienes que buscarlo o luchar por eso. No tienes que realizar rituales ni cánticos para obtenerlo. Simplemente  saber. Cuando sabes estás en un estado receptivo para tener la conciencia de ello.

El saber es la verdad, es el dador, es tu futuro. Y cuando digas algo, sabe que así es. Cualquier cosa que quieras, puedes tenerla simplemente sabiendo que eres tú quien dicta las leyes, y que todo aquello que sepas y proclames así debe ser. Esto es lo que se llama la ley de Uno.

Si yo pudiera quitarte todas tus palabras, salvo unas pocas y escogidas, éstas serían: «Yo ahora sé. Yo soy absoluto. Yo soy completo. Yo soy Dios. Yo soy». Si no existieran más que estas palabras, ya no estarías limitado a este plano.

¿Por qué has obstruido tu saber interior? Porque en tu intento de conocer el pensamiento a través de la materia, tus procesos de pensamiento se quedaron tan atrapados en las realidades de la materia, que alteraste tu percepción total de la vida. Verás, la materia es un nivel de pensamiento que se crea alterando el pensamiento hasta su punto máximo. Se crea al reducir el pensamiento hasta la luz, hasta el electrum, y luego dividiendo el electrum en partes que tienen valores positivo y negativo. Por eso, cada vez que te relacionas con Dios en  la forma llamada materia, estás percibiendo y entendiendo el pensamiento de acuerdo con divisiones o polaridades, más que con la pureza y el Ser indivisible que él es. Cuanto más enfocado estés en la supervivencia y la materia, más percibirás la vida en términos de dimensiones de Polaridad: arriba/abajo, cerca/lejos, rápido/lento, luz/oscuridad, grande/pequeño, caliente/frío, bueno/malo, positivo/negativo.

Para volver al Ser de pensamiento puro, debes dominar el ego alterado, la porción razonante de tu cerebro orientada a vivir y sobrevivir en la materia. El ego alterado es aquel que percibe de acuerdo con la ilusión del tiempo la distancia y la separación. Es aquel que percibe en términos de aceptación y supervivencia. Es aquel que divide y juzga al pensamiento puro.

Un pensamiento puro puede llegar hasta cualquiera de vosotros, pero rápidamente determinas si es bueno o malo, si deberías o no deberías hacerlo, si es posible o imposible, real o imaginario, razonable o irracional. Cada vez que juzgas tu pensamiento dividiéndolo en positivo y negativo, lo alteras hasta convertirlo en un valor de frecuencia más bajo. El saber interior no juzga a ninguna cosa. Cuando “tú sabes”, nunca reflexionas si un pensamiento es verdadero o correcto. Todos los pensamientos son correctos y verdaderos. El saber no sopesa ni valora el pensamiento, permite que el pensamiento sea un Ser, permite que tus procesos de pensamiento existan sin interrupción o intercepción.

Cuando desees desde el Señor Dios de tu ser poseer saber interior ilimitado, debes permitir que todos los pensamientos entren en la conciencia de tu cerebro, sin ser alterados por juicio alguno, para que puedan ser totalmente experimentados en tu cuerpo.

A través de ese permiso consciente del ego alterado —que da credibilidad a tus deseos— la pituitaria activa otra parte de tu cerebro para recibir entendimiento ilimitado.

Cuanto menos atrapados en el juicio y el pensamiento alterado estén tus procesos de pensamiento, más fácil será que los pensamientos de superconciencia entren en la unidad receptora del cerebro.

No te abrumes queriendo que la totalidad de tu cerebro se abra de una sola vez. Ábrelo de pensamiento en pensamiento, de experiencia en experiencia, para que cada pensamiento se solidifique en ti.

No juzges

Aprende a verte a ti mismo y a la vida con los ojos del Ser. Cuando contemples una flor, no digas que es fea o hermosa. Ese es un juicio que altera el pensamiento de la flor. Lo que es puro es el pensamiento «flor>. Cuando miras a la flor y la ves como flor, luz, vida, Ser, entonces te estás permitiendo recibir la pureza y el Ser del pensamiento, lo que envía un electrum de mayor frecuencia para que lo sientas por todo tu cuerpo. Entonces piensas como piensa un Cristo, pues ves todas las cosas como una igualdad y como el Ser. Cada vez que no limitas y juzgas tus experiencias, permites que tu cerebro se active para recibir los pensamientos ilimitados que van más allá de tu existencia diaria.

Nunca juzgues los pensamientos que recibas. Ni pienses que algo es positivo pues, ¿cómo podría existir el positivo sin el negativo? Si dices: «esto es bueno», eso significa que algunas cosas son malas.

Cuando mires a otras entidades y su manera de expresarse en la vida, nunca las veas sino como una expresión del Ser. Si juzgas su expresión como buena o mala, positiva o negativa, creas en ti mismo una percepción alterada; y cualquier cosa que percibas, en eso te convertirás, pues ese pensamiento se grabará como un sentimiento dentro de tu ser. De esta manera estás perjudicando a tu propio Yo, porque eres tú —y no ellos— quien experimenta los efectos de tus juicios. Y ese sentimiento, grabado en tu alma, sienta un precedente según el cual continuarás juzgando tus propias acciones y tu propio ser.

Cuando condenas a alguien por algo, sólo estás condenando aspectos de ti mismo reflejados en él. Por eso son tan fáciles de identificar y por eso te llaman la atención esos aspectos. La otra persona representa meramente un espejo de tus propios juicios internos, una herramienta para que concilies aspectos de ti mismo que has aceptado de otras personas.

Cuando mires a otros, velos como una parte del Ser, y con aquello que se llama «ecuanimidad». Si están siendo crueles o están odiando a alguien, el decir que son crueles u odiosos es una verdad, porque así es de hecho como se están expresando; esa es su experiencia del Ser. Decir que son malos o que están equivocados  en esa expresión, es un juicio, lo cual se convierte talmente en tu experiencia, en la alteración.

No merece la pena juzgar a nadie. No hay color de piel, ni acción, ni cosa alguna por la que merezca la pena alterarte a ti mismo hasta excluirte de un estado de Dios, de Ser.

Ahora, ¿cuál es la manera más fácil de quitar los juicios de tus procesos de pensamiento?

Siendo consciente de tus sentimientos y de los pensamientos que los originaron. A través de esa conciencia, te enseñarás a ti mismo a ser más refinado en tu modo de pensar.

Cuando te sientas infeliz, triste, enfadado, atemorizado, apresurado, aislado, o experimentes cualquier otro sentimiento que no te gusta, examina tu modo de pensar. Pronto verás la conexión entre tu pensamiento  alterado — juzgarte a ti mismo o a otros, o ver la vida en facetas o dimensiones— y tus emociones desagradables. Y muy pronto, a medida que te canses de estos sentimientos, empezarás a refinar tu manera de pensar y extirparás  todos los juicios que te separan de la vida. A medida que lo hagas y que permitas que más y más pensamientos ilimitados se expresen en tu ser, también empezarás a ver una conexión entre tu pensamiento ilimitado y los sentimientos de paz, alegría, armonía y ligereza en el movimiento del cuerpo. Y nunca te juzgues a ti mismo por el hecho de juzgar. Ten compasión por ti mismo y simplemente permite que la conciencia de tus pensamientos y sentimientos te enseñe, porque te aseguro que lo hará.

Ser

De todas las palabras que fueron creadas, hay una que se ajusta a esta enseñanza mejor que cualquier otra: «ser». Ser. ¿Y qué significa eso? Significa permitirte ser cualquier cosa que seas, y amarte totalmente por serlo. Significa sentir aquello que estés sintiendo y vivir esa emoción. Ser es vivir totalmente el momento, porque sabes que el ahora es todo lo que existe. Es hacer todo lo que quieras hacer, vivir la aventura que tu alma te impulse a vivir.

¿Cuál es la razón de ser? Cuando vives de esta manera, nunca te juzgas a ti mismo ni a los demás, ni a los pensamientos que se te puedan ocurrir. Entonces no hay ni bueno ni malo, posible o imposible, perfección o imperfección, positivo o negativo. Ya no existe la ilusión del tiempo que te impide sentir y saborear la belleza del momento. Cuando estás en un estado de ser, sólo existe el Ser de la vida y la continuidad del ahora.

En un estado de ser, tus pensamientos dejan de perder el tiempo entre pasado y el futuro, preocupados por la culpabilidad y el remordimiento, los debieras y los hubieras. En el ser, no te aferras a ninguna verdad en particular, sino que las examinas todas. Ves a todas las verdades como un Ser, y permites que cada una sea explorada para determinar si pueden aprovecharse desde tu estado de ser. Cuando vives de este modo, contemplas todos los pensamientos que llegan hasta ti, y a través de tu cerebro éstos se manifiestan en tu cuerpo como sentimientos, lo que permite que surja más conocimiento, más pensamiento y más Ser.

Cuando simplemente eres y te permites recibir todos los pensamientos, puedes oír la voz de Dios. Entonces, todo lo que siempre quisiste saber, lo puedes saber en un abrir y cerrar de ojos. Cuando no juzgas tus pensamientos, sino que les permites manifestarse como emoción dentro de tu alma, estás viviendo como un dios ilimitado, simplemente por estar abierto al Ser y a todo lo que es. Entonces te conviertes en un canal puro de tu propio Yo-Dios, y te acercas más a la simplicidad pura de la mente de Dios.

Una vez que has dominado el juicio, has conquistado la totalidad de este plano y puedes abandonarlo cuando desees.

Ama tu cuerpo

Cuídalo, aliméntalo, dale cariño. Es el instrumento puro de expresión que te permite experimentar la vida en este plano. Sé ilimitado en tus Procesos de pensamiento, pero también cuida el vehículo que te lo permite.

Vístete con las ropas más delicadas sobre tu piel. Úngete. perfúmate. Aliméntate sólo con lo que tu cuerpo quiera. Si lo escuchas, él te dirá lo que necesita para poder nutrirse.

Nunca introduzcas en tu cuerpo algo que sea perjudicial, que tú sabes que es perjudicial.

Cada vez que tomas drogas, ellas le roban oxígeno al cerebro. Es la muerte de tu cerebro el causante del «subidón» que se siente; eso es realmente lo que ocurre. Cada vez que haces esto, restringes tu capacidad de saber. Y llegará un momento en el que no podrás reír ni llorar, pues ya no habrá nada lo suficientemente fuerte como para crear emoción dentro de tu ser.

Experimentar todo el conocimiento —poder llorar cuando se abre una flor, o esperar la salida del sol y conocer cada trozo de su esplendor— es tener la capacidad de saber: transformar pensamiento en sentimiento. Eso es lo que se llama «éxtasis». Y eso es un buen «subidón», como tú dices.

Aquello que te ha amado desde antes que empezara el tiempo, que ha estado contigo en cada una de tus  vidas y que es la única entidad que estará contigo en la muerte de tu cuerpo o su ascensión, eres tú.Tú eres el único que te ama con la suficiente constancia como para haber pasado por todo lo que has pasado. Cuando te abraces y te ames a ti mismo, y permitas que ese amor sea tu pauta, trascenderás la conciencia social del hombre y llegarás a la conciencia total de Dios.

Sobre todo permítete ser, pues al ser, lo eres todo. Cuando eres simplemente el Ser de ti mismo, el principio Yo Soy, enconces estás alineado con la totalidad de la vida. Entonces has transformado tu enajenamiento como hombre en unidad con Dios.

LA VIRTUD DE LA EXPERIENCIA

¿Qué es la sabiduría? Es un maravilloso tesoro que pertenece totalmente al Dios dentro del hombre; un tesoro que se acumula en el alma del hombre. La sabiduría es el cúmulo de emociones adquiridas mediante todas tus aventuras en el reino de pensamiento llamado Dios, y es lo único que te llevas contigo cuando abandonas este lugar. Te llevas lo que eres: todas tus emociones adquiridas durante tu camino en el  principio llamado vida. La emoción es precisamente de lo que se trata esta vida.

Y te preguntas: «¿Dónde está este Dios que permite a la humanidad tratarse tan brutalmente?» «¿Y dónde está el amor de Dios, después de todo, si él ha permitido que ocurrieran todas estas atrocidades?»Bueno, Dios  ha estado ahí todo el tiempo, pues él ha sido todas tus ilusiones y todos tus juegos. Y Dios ciertamente te ha amado todo el tiempo al permitirte experimentar todos tus sueños de acuerdo con tus propios designios. Simplemente has olvidado que fuiste tú quien creó el sueño en primer lugar y que tienes opción de cambiarlo en cualquier momento.

Ahora, deseo hablarte sobre lo que tú percibes como tus equívocos y fracasos.

Al crear el hombre la noción de lo bueno y lo malo, lo perfecto y lo imperfecto, también ha creado las trampas llamadas culpabilidad y remordimiento que han hecho siempre tan difícil progresar en la vida. Pero yo te digo: cualquier cosa que hayas hecho —a través de la virtud de tus muchas vidas en este plano— nunca ha sido mala, ni tampoco buena. Ha sido simplemente una experiencia de la vida que te ha ayudado a llegar a ser quien eres ahora.

Todos aquellos que sintáis que habéis fallado o hecho algo malo, deseo que contempléis esto:

Desde el momento de tu nacimiento, tú y tus amados hermanos emprendisteis una gran aventura hacia el entendimiento emocional de todo el pensamiento; pensamiento a pensamiento. Tu alma fue creada para almacenar la emoción de cada pensamiento —cada dimensión de Dios— que aceptaste a través del Dios o espíritu de tu ser. Cada pensamiento que aceptaste y sentiste en tu alma, pero lo que aún tengas que entender completamente, tu alma te presionará a experimentarlo. ¿Para qué? Para obtener el entendimiento emocional completo de todos los aspectos de ese pensamiento, visto sólo a través de la virtud de la experiencia, que es la virtud llamada vida.

Tu alma anhela todo aquello que no ha experimentado. Cuando tu alma anhela una experiencia, ello significa que necesita información emocional sobre esa experiencia. Por eso, tu alma creará un sentimiento —llamado deseo— que cautiva la totalidad de tu ser y te impulsa hacia una aventura, una experiencia. Entonces, cuando la experiencia ha terminado y las emociones se calman, has obtenido, gracias a esa experiencia, un tesoro mucho más valioso que todo el oro de este plano, te ha hecho avanzar hasta la sabiduría; lo cual indica que tu alma dice que ya nunca más tendrás que experimentar eso otra vez, pues has adquirido todo el entendimiento de ello. Entonces, tu alma perseguirá otro anhelo, y serás impulsado a hacer otras cosas, porque lo necesitas, lo quieres, porque el fuego dentro de ti te impulsa a experimentar toda la vida.

El fracaso es una realidad sólo para aquellos que creen en él. Fracasar significaría detenerse, sin embargo, nada puede parar,  porque la vida es siempre continua; avanza a cada momento. Por eso, nunca puedes permanecer estancado o retroceder en la vida, ya que cada momento de la expansión continua de la vida siempre trae más y mayor entendimiento.

Tú nunca has fracasado. Siempre has aprendido. ¿Cómo podrías saber lo que es la felicidad si nunca has sido infeliz?

Si piensas que has fracasado en la vida o hecho algo equivocado, disminuyes tu capacidad de percibir tu  propia grandeza interna y externa, y tu importancia para la totalidad de la vida. Nunca desees suprimir nada de tu pasado —ni una sola cosa— porque la fricción de todas tus experiencias, sublimes o desgraciadas, ha producido dentro de tu alma las magníficas y hermosas perlas de la sabiduría. Esto quiere decir que ya nunca tienes que volver a soñar esos sueños, ni crear esos juegos, o experimentar esas experiencias, pues ya las has experimentado y sabes lo que se siente, tienes en tu alma su información; se llama sentimientos, el tesoro más auténtico de la vida.

Nunca te convertirás en el Yo Soy ni entrarás por las puertas de la eternidad hasta que te des cuenta de que todo lo que has hecho, lo has hecho simplemente para adquirir la comprensión del Dios que eres, que se demuestra aquí y ahora por la virtud de todas tus experiencias sobre la plataforma llamada vida.

Así que tú, que llevas un abrumador bagaje de cargas sobre tus espaldas, si eso te hace feliz, que así sea. Pero si  has  aprendido  todo  lo  que se puede  aprender  de ellas  y  estás  cansado  de ellas,  deshazte de  ellas. ¿Cómo? Amándolas, abrazándolas y permitiéndoles vivir en tu ser. Cuando hayas hecho eso, no te retendrán nunca más.

Abraza tu vida. Sabe que eres divino y que la fuerza de tu ser está ahí gracias a todo lo que has hecho. Termina con la culpabilidad. Termina con la farsa de la pena por uno mismo. Deja de poner cargas sobre ti mismo. Deja de echarle la culpa a los demás. Toma las riendas.

¿Cómo crees que llegas a ser un santo? Ciertamente no absteniéndote de la vida, ni escondiéndote en una cueva o un templo quemando incienso, o sentándote en lo alto de una montaña contemplando Dios sabe qué. Te conviertes en santo sólo viviendo la vida —que es el Padre— y experimentándola hasta sus límites, para que la virtud de la sabiduría culmine en una entidad capaz de abrazar la totalidad de la humanidad y amarla.

Por eso, las entidades más nobles y más sabias han vivido cada situación creada por las aventuras de la humanidad. Ellos han sido la prostituta y el sacerdote, el gurú y el granjero, el asesino y la víctima, el conquistador y el conquistado, el padre y el hijo.

Sólo condenas en los demás lo que no puedes aceptar en ti mismo

Si has vivido todas las situaciones y encontrado paz en ellas, entonces es fácil entender a otros y permitirles ser, sin juzgarlos, porque tú has sido ellos, y sabes que si los juzgas a ellos te estás juzgando a ti mismo. Entonces adquieres la virtud de la verdadera compasión, y las profundidades del amor existirán dentro de tu alma. Entonces serás, en verdad, un Cristo, porque entiendes, amas y perdonas a tus amados hermanos en sus limitaciones.

¿Cuál es tu camino en la vida? Seguir siempre tus sentimientos, escuchar a los sentimientos de tu alma y lanzarte a vivir las aventuras que tu alma te impulse a experimentar. Tu alma, si la escuchas, te dirá lo que necesitas experimentar. Si te sientes aburrido o no tienes deseo de hacer algo, ello significa que ya lo has experimentado, que has adquirido la sabiduría de esa aventura. Pero si quieres hacer algo, esa urgencia dentro de tu alma significa que debes vivir la experiencia y su virtud. Si te abstienes de ella, sólo estás posponiendo la experiencia hasta otro momento y otra existencia.

Entiende que el sentimiento debe ser expresado y satisfecho. Cuando quieras hacer algo, sin importar lo que sea, no es sabio ir en contra de ese sentimiento, pues hay una experiencia esperándote y una gran aventura que hará tu vida más dulce. Si escuchas  a tus sentimientos, siempre estarás haciendo lo más apropiado para la evolución de tu hermoso ser hacia la sabiduría profunda. Es cuando vas en contra de tus sentimientos cuando sufres la enfermedad, la neurosis y la desesperación.

Llegará un momento, en esta vida o en las próximas, en el que habrás alcanzado ese punto donde ya no tienes el deseo de hacer esto o aquello, sino simplemente «ser».

Te he dado una gran enseñanza y lo he hecho de forma grandiosa, pues te libera del karma, del pecado, del juicio y el castigo. Porque el Padre es amor. Y el Padre carece de juicios, no es ni bueno ni malo, positivo o negativo. El Padre es simplemente el Ser que es. Y ese Ser abarca a toda la gente, todos los actos, todos los pensamientos y todas las emociones; todas las cosas. Si el Padre pudiera juzgarte, ciertamente se estaría juzgando a sí mismo, pues tú y él sois uno y el mismo.

UNA ESPLÉNDIDA MAÑANA

He venido a la humanidad como un hermano, porque una vez fui parte ferviente de ella. Yo viví aquí como hombre y experimenté todo lo que tú has experimentado: viví tu desesperación y lloré tu tristeza, tuve tus sueños y conocí tu alegría. Y aunque he estado en todos los niveles, la más profunda de todas mis experiencias ocurrió cuando estuve aquí entre vosotros como hombre, Dios-hombre, experimentando los peligros, la desesperación y los momentos fugaces de gloria que todos vosotros habéis conocido. Yo he elegido volver aquí porque te  entiendo. Y entenderte es amarte.

Toma lo que has aprendido, lo que has oído y lo que has leído, y aplícalo con simplicidad.

Cuanto más simple eres, más poderoso te vuelves.

Confúndete en la simplicidad que está fuera de moda, y ve a experimentar a Dios en este cielo que has creado.

Y si quieres algo, pídelo. Nadie en este plano tiene el poder para dártelo. Pide desde el Señor Dios de tu ser que el Padre te lo conceda, y sabe que ya lo ha hecho, sin importar lo que sea. ¿Y adonde irás a pedir? Al templo que existe dentro de ti. Simplemente pide en el silencio de tus propios pensamientos; siempre serás escuchado.

El mundo no está en la plaza del mercado, mis amados hermanos. Allí abunda la vida, en verdad, pero la vida grandiosa se encuentra fuera del mercado, en la base de un magnífico árbol, o en la cima de una montaña nevada, donde el viento es frío, limpio y vivificante, en la inmensidad del desierto o en la infinitud del océano. Hay mucho más en este plano de lo que la mayoría se ha permitido ver. Aún tienes que vivirlo realmente e investigarlo; tú sólo has estado en la conciencia opresiva de tu sociedad, con sus juicios e ideales triviales y su loca carrera contra la ilusión del tiempo.

Nunca conocerás realmente la vida hasta que encuentres la soledad en estos lugares, en paz con el cielo de medianoche y la luna, creciendo y menguando hasta el resplandor del amanecer. Y a través de todo el conocimiento y los sueños que te lleguen, he aquí que tú también te convertirás en un ser iluminado, porque las prioridades allí cambian.

Atrapado en la belleza y el éxtasis de este momento, te sobreviene este entendimiento: sin la continuidad de esta mañana, todos tus temores, preocupaciones, tus sueños y tus ilusiones, serían cosas inexistentes.

Mientras contemplas esta visión espectacular que ha visto todos los momentos del tiempo, y la emoción de  esta maravilla embriaga todo tu ser, te elevarás con el entendimiento de que tú eres, en verdad, la vida de Ra.  Eres los centinelas fuertes y silenciosos de la vida, alzándose en el horizonte distante, y eres, en verdad, los colores del despertar del amanecer, el movimiento de las ramas del matorral, las gotas de rocío sobre el alféizar  de la ventana, y la dulce y suave melodía de alegría del pájaro de la mañana.

Y el próximo amanecer que presencies lo contemplarás como He Aquí El Dios Que Yo Soy. Y estarás embriagado con la majestad y la belleza de todo lo que es, pues ahora eres uno con la luz, el poder y la continuidad de esta fuerza que no habla con palabras.

Aprender una verdad es una cosa; convertirse en ella es otra muy distinta. Pero cuando menos lo esperes, te alzarás para contemplar tal esplendor en los cielos, y el conocimiento de esta verdad, a través de la paz del ser, una espléndida mañana se convertirá en una realidad. Entonces, todas las palabras, la confusión, la furia, el rechazo del Yo, las complejidades de entender a Dios, la búsqueda, los libros y los maestros, habrán acabado en silencio, gracias a un profundo entendimiento que no tiene palabras.

Tu mañana está llegando… como llegó la mía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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